Federico Grünewald
Dos turnos, seis vecinos con escopetas, rifles y palos en cada ronda por el bosque, más tres centinelas en un punto fijo es la forma que encontraron los habitantes de Villa Los Naranjos, en las afueras de Constitución, para proteger un centenar de casas que se salvaron del incendio del jueves pasado.
En pleno recorrido de vigilancia nocturno, que se ve interrumpido por disparos al aire y por la persecución por cerros cercanos de cuatro personas que intentaron entrar a la casa de una mujer que vive sola en el Cajón de Los González, cerca de Las Corrientes, los guardianes cuentan que decidieron tomar la seguridad en sus manos ante la llegada de desconocidos que de madrugada han intentado, según ellos, encender fuego en los lugares donde las llamas no causaron daño.
Es domingo, son las dos de la mañana y se ven claramente tres focos huyendo por los cerros quemados, alejándose de la carretera por el Cajón de los González.
"el alcalde"
El sistema de la villa que coordinó Hernán Torres, conocido en el sector como "El alcalde", ya ha tenido que ahuyentar, en dos noches consecutivas, a personas que entre el humo y el páramo son solo sombras. Esto, mientras llegan las patrullas militares y de Carabineros que llamaron para las emergencias y que vienen desde Las ruinas de Santa Olga. "Andan personas que quieren quemar lo que no se quemó y nosotros vamos a protegernos", afirma Torres, quien dice confiar en que no cometerán imprudencias como disparar a alguien por error. "Anoche trataron de quemar una casa, eran tres hombres y arrancaron hasta un auto que tenían escondido más allá cuando los espantamos", agrega.
La noche del viernes, en la entrada a Quebrada de Pichamán, en la ruta Constitución-San Javier, Samuel Ramos y su hija Elizabeth vieron dos linternas moviéndose al otro lado de la carretera. En grupo salieron a corretear a unos supuestos pirómanos que nunca encontraron, pues tres vecinos que estaban en guardia dispararon al aire para que se fueran.
Lo que ocurre en estos lugares se repite en una decena de villorrios perdidos en los bosques humeantes de Constitución. Además, las empresas madereras han dispuesto rondines armados para evitar que se produzcan incendios de aserraderos como el Santa Blanca o el de Forestal Mallorca, en San Ramón, donde los guardias vieron un motociclista en el sector en el que partió el fuego. Los dueños de aserraderos emitieron un comunicado en el cual aseguran que hay personas intentando quemar su industria.
José Antonio Gómez, ministro de Defensa, llamó ayer a los vecinos a no armarse y a confiar en la labor de las FF.AA. La misma precaución la pidió el fiscal nacional, Jorge Abbott, quien recordó que es un delito el porte ilegal de armas de fuego.
Sin embargo, el alcalde de Constitución, Carlos Valenzuela, justificó la sensación de inseguridad que se vive en estos sectores y afirmó que incluso él mismo se ha visto envuelto en situaciones de balazos. "La gente se está armando para proteger el contorno de sus casas. Y el miedo que tengo como alcalde es que terminemos con una persona muerta", sostuvo. "La gente cayó en una situación de absoluto nerviosismo e intranquilidad, queda esta sensación de que los que no se ha quemado, más temprano que tarde se va a quemar", agregó.
Hernán Torres admitió que "hubo una reacción de las autoridades cuando supieron de las rondas. De a poco va a volver la calma", agregó y agradeció la respuesta del ministro.
"Andan personas que quieren quemar lo que no se quemó y nosotros vamos a protegernos".
Hernán Torres, Coordinador de las rondas"