Mabel González / Agencias
La canciller alemana, Angela Merkel, logró ayer el apoyo casi cerrado de sus filas conservadoras, a falta de diez meses para unas elecciones generales en las que optará a un cuarto mandato y ante una campaña electoral que, advirtió, no será dulce.
El congreso federal de la Unión Cristianodemócrata (CDU) que se celebra en Essen (oeste) la ratificó como presidenta con un 89,5% de los votos, dos semanas después de anunciar su decisión de presentarse a la reelección como canciller.
No es el resultado obtenido dos años atrás (un 96,7%), cercano entonces al récord logrado en 2012 (97,9 %), pero sí un apoyo más que holgado para alguien que lleva 16 años liderando el partido y once al frente del Gobierno federal.
"no va a ser fácil"
La votación siguió a un discurso de una hora y media de la líder, quien pidió a sus filas unidad ante una campaña electoral que "no va a ser fácil". "Necesitaré su ayuda", afirmó.
Merkel comenzó su intervención con el tema dominante en este congreso, la política de refugiados, la cuestión que más ha minado su liderazgo y más problemas le ha acarreado con su aliada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), que le exige un giro derechista.
Las próximas generales no serán "como otras elecciones", sino mucho más difíciles y en ningún caso "un dulce", insistió.
Aludió, así, a la emergente derecha radical de Alternativa por Alemania (AfD), la formación que según todos los pronósticos logrará en 2017 escaños en el Parlamento federal (Bundestag), algo que hasta ahora no obtuvo ningún partido ultraderechista en este país.
Habrá que luchar "con corazón", pidió Merkel, quien aseveró que el suyo y el del partido "laten por Alemania y por Europa", en la parte más personal del discurso, donde confesó estar "conmovida" por quienes la animaron a optar a la reelección mientras ella aún dudaba.
Los delegados le dedicaron una ovación cerrada de once minutos largos de duración, tras un discurso en el que fue de lo práctico a lo global. Prometió que, de ganar las elecciones, no habrá alza de impuestos y repasó algunos de los grandes conflictos del momento, como Siria, para calificar de "vergüenza" el apoyo que Rusia presta al régimen de Bashar al Assad.
A favor de prohibir el burka
En su discurso, Merkel fue aclamada al pronunciarse a favor de vetar el burka u otros velos islámicos integrales "en los espacios públicos donde es posible prohibirlos", para resaltar que en una sociedad abierta corresponde ir "con el rostro descubierto". Muy aplaudida fue también su denuncia de los mensajes de odio que, de modo creciente, se difunden en Internet, sean de contenido xenófobo u otras formas de extremismo, para recordar que las redes sociales "no deben ser un espacio al margen de la ley".