Menos de 15 días han transcurrido desde que se lanzó a nivel nacional una campaña para denunciar las terribles consecuencias de los femicidios cuando en Quillón, Región del Bío Bío, una vendedora ambulante encontró la muerte de manera violenta a manos de su conviviente. En tan sólo tres meses, este 2016 se han producido en el territorio nacional 12 casos de mujeres asesinadas como resultado de la violencia de género. En el caso de la provincia de Osorno, este trimestre cuenta con dos víctimas, afortunadamente por el delito frustrado de femicidio.
Pese a que los legisladores han tipificado el femicidio como un delito con una penalidad mayor, desde el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) se ha anunciado que el gobierno está preparando introducir modificaciones en la Ley de Violencia Intrafamiliar con el objetivo de, en primer lugar, ampliar las connotaciones de la violencia en nuestro país, reconociendo que la ley no está funcionando y que las cifras de delitos contra la mujer no disminuyen. Esta modificación apunta a generar acciones más oportunas de protección hacia las mujeres. La ministra Claudia Pascual ha dicho que "hoy, una mujer tiene que demostrar que hay maltrato habitual para poder acceder a medidas cautelares".
Este año, el gobierno puso en marcha el llamado Circuito intersectorial de femicidios, instancia técnica que busca velar con mejores herramientas por la atención y reparación en violencia también prevenir. Este año se sumó a este circuito de trabajo la Policía de Investigaciones que precisamente esta misma semana realizó una acción conjunta con Carabineros en Chillán para fomentar las denuncias oportunas como único mecanismo para frenar la escalada de agresiones hacia las mujeres.
Concretamente, durante este año, el ejecutivo ha incrementado en el país la cantidad de casas de acogida, para mujeres en riesgo o que hayan sido víctimas de algún ataque, y también los centros de la mujer, que entregan un apoyo colectivo y comunitario El otro foco es mejorar la coordinación entre instituciones a través de un Plan Nacional contra la violencia hacia la mujer, involucrando a dirigentes y dirigentas vecinales en calidad de monitores preventivos de la violencia.
Pero como siempre se ha insistido, el vuelco que debe producirse es más bien cultural, el dejar atrás la cultura del machismo por una cultura que valore el rol de la familia.