Armin Kunstmann Telge, tiene 56 años y es el presidente ejecutivo de la cervecera Kunstmann, empresa valdiviana que tiene más de 20 años de existencia, que hace pocos días realizó una Bierfest en el Parque Saval (la versión N°14) y un inédito Congreso Cervecero para analizar la marcha de una industria que crece en el sur.
Esos son hitos para iniciar el año. Pero hay más metas para 2016 : que la cerveza de Valdivia y su empresa sea reconocida internacionalmente, en especial en Latinoamérica, donde ya ha incursionado en mercados como el argentino, uruguayo y próximamente colombiano, gracias al apoyo de su socio CCU.
Además, la empresa tiene un plan de inversión de diez millones de dólares, cinco para invertir en más estanques y más filtros para mejorar la producción. Y cinco para una planta de tratamiento de purificación de las aguas que salen de la fábrica, que volverán al río a través de una cañería. "Lo que buscamos con esto es la sustentabilidad, porque si no existiera este tipo de tratamientos, no podríamos tener una planta actualmente", comenta Kunstmann.
"Esta es una decisión que tomamos como empresa para quedarnos en Valdivia e invertir en la ciudad, poder devolverle la mano al lugar que nos ha entregado tanto, más de 20 años después de que iniciamos este proceso", agrega el empresario.
-¿Cómo se gestó la idea de producir cerveza?
-Bueno, son varios motivos, entre ellos mi título de Ingeniero Civil Químico de la Universidad Técnica Federico Santa María y mi experiencia de 17 años trabajando en Levaduras Collico, con procesos bioquímicos parecidos a los de la cerveza. Se fueron dando muchas cosas.
Además, siempre me dio vueltas el tema de recuperar la industria cervecera valdiviana, que se perdió después del terremoto de 1960. Esa idea siempre estuvo dentro de mí.
Pero todo se confluyó en un viaje a Estados Unidos, donde fui a ver a un amigo que tenía el hobby de hacer vino en casa, me pidió que lo acompañara a comprar a una tienda donde vendían los insumos que él necesitaba. En el local vi una sección que estaba dedicada a los que querían hacer cerveza casera. Y me interesó porque podía intentar hacerla yo mismo y me compré un libro de Charlie Papazian y un poco de lúpulo que yo sabía no existía en Chile y me puse el desafío de hacer un poco en mi casa y que si quedaba buena, ver la posibilidad de hacerla para mi consumo personal.
Sin embargo, a la gente que le di a probar les gustó mi cerveza, la que en un principio preparaba en la cocina de mi casa, en mis tiempos libres. Cuando le vimos el potencial a lo que estábamos haciendo, me trasladé al garaje, porque las personas que vivían en otras regiones me estaban pidiendo cerveza. Hay que recalcar que en los noventa no había otra opción de cerveza artesanal. Yo siempre digo que tuve la suerte de ser el primero y la mala suerte de que no había información. Hoy hay toda la información del mundo por Internet, pero hay muchos haciéndola.
Ya en 1997 me lancé a producir más masivamente, después de renunciar a mi trabajo en Levaduras Collico, vendí mi auto, hipotequé la casa, mi papá hipotecó el campo y formamos la sociedad con mi padre y dos tíos, para comprar el terreno en Torobayo, camino a Niebla.
-¿Por qué un terreno tan alejado de la ciudad?
-Venirnos a Torobayo no fue por casualidad. Primero averiguamos cuántos autos pasaban hacia Niebla. Además, en un viaje a Bariloche vi que había una ruta con varios negocios, entonces se me ocurrió que lo mismo tenía que haber en Valdivia, incluso teníamos la idea de juntarnos con otros empresarios para instalarnos todos acá, pero no hubo quórum.
¿Cuándo fue la asociación con la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU)?
-En el 2000 vimos que la empresa estaba creciendo exponencialmente y pensamos que necesitábamos asociarnos para llegar a todas partes. De todas las ofertas, CCU fue la que comprendió nuestro concepto de cerveza artesanal premium y su sistema de distribución nos convenía. El 2002 nos asociamos y llevamos casi 14 años con ellos.
-Cuénteme del arte de hacer cerveza...
-Cualquier cerveza tiene un mes como mínimo para estar lista. Estamos hablando de todo el proceso de fermentación, maduración y filtración. Ahora, el desarrollo de una nueva variedad depende del equipo de trabajo y puede demorar muchos meses. A nosotros, la cerveza que más nos costó fue la de chocolate, porque es un producto que tiene mucha grasa, que le mata la espuma a la cerveza. Además, hay que saber combinar el sabor del chocolate con el amargor de la cerveza. En cuanto al lúpulo, en estos momentos se importa porque no tenemos en la Región de Los Ríos.
-¿Se ha planteado el cosechar este insumo y venderlo a las demás cerveceras de la región?
-Sí, yo lo veo súper interesante como proyecto, pero es un proceso lento, porque hay varias variedades de lúpulo que sirven para distintas cosas. Algunos le dan amargor y otros le dan aroma y amargor, por lo que hay que saber para qué uno lo quiere. Después, por el lado agronómico, hay que ver los que resisten a las plagas y que crezcan bien. El lúpulo es un elemento muy importante en la elaboración de la cerveza, pero no es el más caro, es como el aliño, que te hace cambiar el sabor de la comida, pero se lo tiras en cantidades chicas. Ahora si tenemos elegidas las variedades que se dan bien y que den los sabores que queremos, creo que podemos hacer muchas más variedades que las actuales, lo que nos permitiría tener una denominación de origen y le daría un valor agregado al producto valdiviano.
-Hablemos de la UCR. ¿Cómo se gestó su participación?
-Yo veía de que en general había mucha desconfianza entre los cerveceros con nosotros, pero siempre he creído que si queremos hacer surgir la empresa cervecera local, tenemos que estar todos y no podemos dejar a nadie fuera y ahí se gestó que yo participara. Me uní a los cerveceros de Los Ríos porque creo fielmente que entre todos podemos participar para mejorar la calidad de los productos.
-Los expertos dicen que Chile tiene potencial, pero le falta más capacitación. ¿Usted siente que quizás las cerveceras pequeñas no se atreven a invertir para producir más?
-Hay de todo, gente que no quiere y gente que no puede y no lo hacen porque están en una etapa de su negocio que es muy demandante en inversiones, porque para mí hay tres etapas: cuando uno es bien chiquitito y trabaja una sola persona con alguien más y se hacen un sueldo; la segunda etapa es crecer y vender a las regiones cercanas y donde la inversión tiene que ir de la mano con mejorar los envases y en la planta y es demandante de capital y la tercera etapa es consolidar.
-Hay algún beneficio del Estado que apoyen la inversión de capital para los cerveceros tal como lo hacen con la industria vitivinícola?
-Yo sé que hay muchas líneas de financiamiento y apoyo al emprendedor, pero se necesita capacitación para poder ocupar esos recursos y que no se pierdan. Prochile también apoya comisiones en el extranjero, penetración y consolidación,
-¿Cuáles son los beneficios de la cerveza para la salud?
-En primer lugar, la cerveza lo relaja y esa es una propiedad que tiene el lúpulo, de hecho en la antigüedad, las señoras vikingas le daban té de lúpulo a los niños para relajarlos; aunque no crean, hace bajar de peso. La cerveza en sí, no engorda y ayuda a regular el metabolismo.
Armin Kunstmann es uno de los cuatro hijos de una familia descendiente de colonos alemanes. Por más de 20 años se ha dedicado a la elaboración de la cerveza artesanal "más grande de las pequeñas" de Chile, según él mismo describe a su producción.
Está casado con Patricia Ramos hace 38 años y tienen cinco hijos: Patricio, Paula, Cristóbal, Alejandro y Camila.
Estudió Ingeniería Civil Química en la Universidad Técnica Federico Santa María en Valparaíso y luego se especializó en Alemania.
Trabajó 17 años en Levaduras Collico, hasta que optó por el negocio de la producción de cerveza artesanal.
Comenzó en la cocina de su casa, hasta tener ahora un sitio en Torobayo en el que planea invertir diez millones de dólares para mejorar la infraestructura de la empresa que formó.
Armin Kunstmann, presidente ejecutivo Cervecería Kunstmann de Valdivia:
"Si queremos hacer surgir la empresa cervecera local, no
podemos dejar a nadie fuera"
El ingeniero y empresario habla de su producto, de la importancia que tiene para su vida y de cuáles son los planes para su empresa con más de 20 años en el mercado y que sigue en expansión.
Carla Ilabaca Jara
equipo.cronica@australvaldivia.cl
armin kunstmann forjó su empresa desde 1991, en la cocina de su casa.
franco basso bertrand