Mabel González / Agencias
Irán y EE.UU. volvieron a enfrentarse ayer en un nuevo cruce de bloqueos comerciales y amenazas a cuenta del programa iraní de misiles balísticos, apenas un día después de entrar en vigor el acuerdo que puso fin a las sanciones nucleares contra Teherán.
Ni Washington ni Teherán dejaron pasar 24 horas para reafirmar, fundamentalmente ante su público interno que, pese a la notable distensión y la apertura de inéditos canales diplomáticos entre ambos que supuso el acuerdo nuclear, aún quedan muchas diferencias vigentes entre ambos.
La nueva fuente de discordia surgió el domingo después de que el Departamento del Tesoro de los EE.UU. anunciara la aplicación de nuevas sanciones a once personas y empresas iraníes vinculadas a su programa de misiles balísticos, una respuesta a las pruebas realizadas en octubre pasado por Irán que, según Washington, violaban las prohibiciones de la ONU en ese aspecto.
Según las autoridades estadounidenses, estas sanciones pretenden enviar a Irán el mensaje de que mantendrá la presión contra sus actividades "relacionadas con su apoyo al terrorismo, la desestabilización regional, los abusos de derechos humanos y el programa de misiles balísticos".
La respuesta iraní se produjo en la mañana de ayer por boca del vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hoseín Jaberí, quien prometió que su país responderá a "esos actos de propaganda" dirigidos a "causar daño" impulsando "aún con más fuerza" su "legítimo programa de misiles" y promoviendo sus "capacidades de defensa y seguridad nacional".
En un duro mensaje, Jaberí señaló que las sanciones estadounidenses, respaldadas por demócratas y republicanos, no constituyen mas que "un intento para agradar tanto a los círculos de poder como a los grupos de presión tanto dentro como fuera de los EE.UU." contrarios a un acercamiento entre Irán y Occidente.
"Este tipo de comportamiento, que tiene al aparato de política exterior de los EE.UU. rehén desde hace décadas, se produce cuando los belicistas (una referencia a los republicanos de EE.UU. y al Gobierno de Israel) están hundidos por el fracaso de sus políticas de islamofobia", añadió Jaberí.
En ese sentido, subrayó que "la adicción a las ineficaces sanciones" por parte de EE.UU. no impedirán que Irán avance en su "interacción constructiva con el mundo" y recordó que ellos también vigilarán con atención la aplicación del Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA) por Washington para verificar que no rompa ninguna de sus premisas.
Pese a la sorpresa de haberse anunciado el mismo día del fin de las sanciones nucleares contra Irán, EE.UU. ya había revelado que impondría nuevas sanciones por el caso de los misiles al país asiático, que deliberadamente quedaron fuera de las negociaciones por el programa atómico.
Irán siempre ha defendido su derecho a investigar y desarrollar sistemas militares sin injerencia de ningún país, y en los últimos años ha logrado importantes avances en tecnología bélica, particularmente en el área de los misiles balísticos.
Según insiste Teherán, su doctrina militar es estrictamente defensiva y el desarrollo de estas armas solo busca convertirse en un elemento disuasorio para los enemigos del país.
De forma periódica Irán publicita sus pruebas en este campo, cuyos avances exhibe con pomposos desfiles militares. Sin embargo, la ONU prohibió a Irán investigar con misiles capaces de llevar cabezas nucleares.
OIEA pide a Teherán seguir colaborando
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) insistió en que Irán debe mantener el nivel de transparencia y colaboración sobre su programa nuclear, que permitió la aplicación de un histórico acuerdo de levantamiento de sanciones. "Se ha trabajado mucho para llegar a donde estamos ahora. Un esfuerzo similar y sostenible será necesario en el futuro", declaró el director general del OIEA, Yukiya Amano, quien se reunió ayer en Teherán con Ali Akbar Salehi, jefe del programa nuclear iraní.