Ana María Aceitón L.
Luis Díaz Robles es profesor titular del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Santiago de Chile (USACh), doctor en Filosofía en Ingeniería Ambiental y especialista en calidad del aire.
Estuvo por 16 años en la dirección de la Unidad de Calidad del Aire en la Universidad Católica de Temuco y su experiencia se basa, entre otros temas, en estadística aplicada, medición de emisiones de sistemas de combustión, inventarios de emisiones, monitoreo y especiación química del material particulado fino (MP 2,5).
También participó en el estudio de caracterización y consumo de leña residencial en la ciudad de Osorno, por eso es una voz autorizada para conocer su opinión respecto al inicio del proceso de recambio de calefactores y la puesta en marcha del Plan de Descontaminación Atmosférico de la ciudad.
El Plan
-¿Cuáles son a su parecer las debilidades y fortalezas que tiene el Plan de Descontaminación?
-En general es un documento bien completo, porque considera diferentes aspectos que influyen en la calidad del aire y que apuntan a disminuir las emisiones de material particulado fino (MP 2,5) producido por la combustión de leña húmeda. Considera suficientes recambios de calefactores, subsidios de aislación térmica, educación a la comunidad, tratamiento de la leña, aspectos fundamentales, pero tiene algunas debilidades como es la necesaria inclusión de particulares, universidades y empresas en la generación de nuevas tecnologías que nos permitan hacer más eficientes los recursos.
Como ejemplo, Díaz señala el de la calefacción distrital, que otorga la posibilidad de entregar calefacción a la vez que abastece de agua caliente a las viviendas, iniciativa que no se aborda en el PDA y, según estima, puede ser asumida por las constructoras inmobiliarias.
A ello agrega las combustiones con catalizador que son utilizadas en Estados Unidos.
-¿Y el tiempo que considera este Plan -a su juicio- es suficiente para lograr la meta de disminuir en un 84% las emisiones de MP 2,5?
-Es un tiempo razonable, pero hay que considerar que una cosa es lo que dice el documento y otra es la implementación y llegada de las medidas. La parte difícil de todo esto es poner en práctica el documento. Ese es el gran desafío, porque será la comunidad y quienes están a cargo los que deben asumir el problema (de la contaminación) y asumir la responsabilidad de cambiar una o varias conductas. Ello puede ser muy fácil para algunos e imposible para otros.
-La principal preocupación y negativa de los vecinos es la restricción al uso de la leña, que es el principal elemento contaminante en la ciudad. ¿Cómo se llega a una conciliación en este tema?
-En todos los 'conflictos ambientales' hay una parte que se muestra más resistente a cambiar su conducta, que en la mayoría de los casos es una tradición, como es el uso de la leña en el sur para cocinar y calefaccionarse. Creo que la conciliación podría llega a través de dos vías; la primera es la concientización respecto al daño que produce la alta concentración de material particulado en el aire (humo de leña) para la salud humana. Los casos de muerte prematuras y enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio son un ejemplo que está totalmente comprobado.
Y lo otro -dijo- es enseñarle a la comunidad que un aparato certificado de bajas emisiones puede cumplir los mismos usos de una estufa a leña antigua, que sepan cómo hacer fuego, cuales son los implementos que se deben usar o cuales son peores en cuanto a emisiones.
-La normativa de certificación de calefactores a leña que comenzó el año pasado ¿es tan eficiente como promete?
-Sí, afortunadamente la entrada en vigencia de la certificación de los calefactores es un avance importante, porque permite disminuir en al menos un 60% las emisiones hora en comparación a los equipos antiguos o más contaminantes.
Ahora también los recambios incluyen estos equipos que han sido testeados y certificados por empresas reconocidas por la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC), pero hay que tener en cuenta que los recambios no valen la pena si no se incluye una gran oferta de leña seca, porque el éxito de estos aparatos está en la calidad del combustible.
En ese sentido, el ingeniero asegura que es necesario tener un stock suficiente de madera seca, al igual que el pellet y la parafina, que son combustibles que van a requerir de mayor comercialización y acceso, "de lo contrario -dijo- las personas seguirán utilizando la leña húmeda que tanto daña el aire".
"La parte difícil de todo esto es poner en práctica el documento. Ese es el gran desafío, porque será la comunidad y quienes están a cargo los que deben asumir el problema".
16 años estuvo Díaz a cargo de la Unidad de Calidad del Aire de la Universidad Católica de Temuco.
60% al menos es el porcentaje de disminución de emisiones de MP 2,5 que otorgan los calefactores certificados.
entrevista. Luis Díaz Robles, académico e investigador sobre calidad del aire :