La Responsabilidad Social Empresarial ha tenido un fuerte desarrollo en la última época, no sólo en su adopción por las empresas, sino en los estándares que la avalan (ISO 9000, 14000, 26000 OSHA18000), las normas que la incentivan a adoptar y las instituciones en Chile dedicadas a impulsar esta tendencia -Prohumana, AccionRSE, Vincular, Pacto Global, entre otras- que a través de premios y diversas actividades destacan a las empresas socialmente responsables, mostrando las ventajas de mantener una política de negocios sustentable.
Pero algo pasa con el empresariado. Quizás la falta de pruebas, evidencias o investigaciones que comprueben las grandes ventajas de este modelo de negocio, hacen que nos encontremos cada cierto tiempo con este tipo de casos como el "cartel del confort", la colusión de los pollos, el caso de las farmacias y el ya emblemático caso La Polar, en que empresarios inescrupulosos hacen negocios fuera de toda legalidad, pisoteando los valores éticos más básicos. Pero pronto el mercado les demuestra que ésta no es una tendencia pasajera, sino un modelo que se impone…
Por la razón o la fuerza, en esta ocasión, el primer efecto una vez conocida esta mala práctica es la baja sostenida en el valor de la acción de un casi 10% en menos de dos días (según expertos, casi el 30% del valor de una acción se debe a la reputación de la empresa). Un segundo efecto es la baja sostenida de las ventas, y otros efectos directos, el despido de los ejecutivos involucrados y las consecuencias penales y civiles (si las hubiera).
Sin embargo, lo anterior no compensa el daño hecho a un modelo de negocios que se propone como el ideal, ya que todos ganan. La sociedad, porque tiene un precio justo y una empresa responsable; el medio ambiente, cuando además se preocupan de mitigar el impacto de los procesos productivos de estas grandes empresas, y la empresa, al ver que la comunidad prefiere sus productos y los inversionistas sus acciones para invertir.
Hugo Moraga Flores, director Contador
Auditor, Universidad Andrés Bello