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Apenas el osornino Jorge Hernández pisó tierra nacional hace un par de semanas luego de conseguir una certificación internacional de trabajo en altura en Colombia, ya tenía ofertas de trabajo en varias empresas del rubro naviero en Puerto Montt y, actualmente, se encuentra en conversaciones para desempeñar este tipo de labores en países como Panamá, España e incluso Estados Unidos.
Y es que junto a su hermano Miguel Navarro Hernández, se convirtieron en dos de los cuatro chilenos que cuentan con esta especialización como operadores verticales, los cuales fueron certificados por Irata, una asociación global que trabaja con profesionales alrededor de todo el mundo en este rubro, tanto en edificios de altura, como en estructuras de compleja mantención.
Es decir, sus labores encierran trabajos que van por ejemplo desde la limpieza de espejos de un edificio de 30 o más pisos, hasta un puesto de trabajo ubicado en alta mar, en alguna plataforma petrolera.
en colombia
Ambos viajaron -de forma espaciada uno del otro- hace un par de meses hasta la ciudad de Medellín, Colombia, a certificarse por la empresa más importante a nivel mundial, que capacita a este tipo de operadores.
Para ello, además de invertir una fuerte suma de dinero (alrededor de 2 millones de pesos), también debieron llevar a cabo una serie de pruebas teóricas y físicas extenuantes junto a aspirantes de todo el mundo, para calificar como unos de los pocos profesionales en Sudamérica que pueden llevar a cabo este tipo de labores.
Eso sí, entre las exigencias previas, debieron adjuntar una serie de documentos que acreditaran al menos 1.000 horas de trabajo en altura.
Riesgos
Eso sí, uno de los puntos que critican los hermanos al momento de realizar un análisis acerca del panorama nacional en el rubro, es que quienes ejercen actualmente esta labor en el país, no cumplen con los niveles de preparación óptimos para una función de alto riesgo y que puede poner en peligro la vida misma del trabajador.
"En Chile incluso no existe una legislación muy clara con respecto a este tipo de trabajo; es más bien una legislación generalizada de lo que es el trabajo en altura, siendo que debería ser mucho más específica", asegura Miguel Navarro Hernández, quien aclara que incluso en los artículos referentes a esta legislación, se pide -por ejemplo- un casco o arneses para trabajar en altura.
"Pero no te dice qué tipo de casco, qué tipo de arnés específico debe ser, pues hay elementos específicos para estas tareas y no puede ser cualquiera", se apresura en aclarar Miguel, quien agrega que en la actualidad hay mucha gente que ofrece este tipo de trabajo, pero que realmente no utiliza los procedimientos o la implementación adecuada para el mismo.
"En Santiago hay personas que en su vida diaria se desempeñan como montañistas o deportistas y con esas experiencias logran insertarse en el mundo del trabajo vertical, sin embargo no están calificados para llevar a cabo de manera específica, que son trabajos de alto riesgo donde el más mínimo fallo o decisión mal tomada, te puede llevar a perder la vida", aclaró Jorge.
Por último, los hermanos advirtieron que si bien los servicios que prestan no son tan "económicos" como los que se manejan actualmente en el mercado nacional, la profesionalización de la labor asegura que el trabajo se realiza de manera totalmente acreditada por un organismo internacional exigente, que en cualquier momento pide los servicios de sus profesionales acreditados, para ir a trabajar a cualquier parte del mundo.