Ejército y familiares despiden en emotiva ceremonia a cabo asesinada en La Unión
crimen. En dependencias del Regimiento Maturana los compañeros de María Orellana Hernández le rindieron honores y se ofició un responso evangélico. En tanto, el detenido fue acusado en abril por una agresión similar en Panguipulli.
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Había tensión en la espera del carro que traía el cuerpo de la cabo segundo de Ejército María Elizabeth Orellana Hernández, de 28 años, que recién arribó a la entrada principal del Regimiento de Artillería Maturana de La Unión (ubicado camino al ingreso de la ciudad) cerca de las 18.30 horas de ayer, procedente del Servicio Médico Legal de Valdivia.
El carro mortuorio llegó junto con el minibús del regimiento con algunos camaradas de la joven asesinada la madrugada del lunes 4 y sus padres.
En el recinto del pequeño cine y sala de conferencias se improvisó una capilla donde sus compañeros le rindieron honores y se ofició un responso evangélico, al cual no tuvo acceso la prensa, a petición de la familia.
Sesenta minutos después se escuchó una descarga de honor que marcó el fin del homenaje y la cureña tirada por sus pares trasladó el féretro hasta la salida principal, donde una guardia de honor le rindió un último adiós.
En este lugar, el padre de la militar, el ex minero Remigio Orellana, con la boina verde de su hija y voz entera, agradeció a la comunidad de La Unión, a los medios de comunicación y al comercio por su apoyo y cariño que se manifestó, dijo, "en todo momento, hoy nos llevamos su cuerpo, pero una parte de nosotros se queda en La Unión, esta fue la unidad que acogió a mi hija y es el lugar en que ella vivió. No debía ser así y sólo nos resta agradecer a todos, al coronel Aquiles Gloffka y a todos sus camaradas. Gracias, muchas gracias a todos, me llevo una parte de la unidad y de La Unión y se queda otra parte aquí", concluyó.
El coronel Aquiles Gloffka Reyes agradeció las muestras de afecto y apoyo de toda la comunidad unionina en este lamentable episodio y tuvo palabras de apoyo para la familia de la cabo María Elizabeth Orellana.
denuncia previa
En tanto, el joven repartidor de pan José Patricio Gaete, de 20 años, formalizado ayer por el asesinato de la cabo segundo de Ejército, tiene una denuncia en los tribunales de Panguipulli desde abril por intentar abusar sexualmente de una mujer a quien llevaba en su furgón.
Ella alcanzó a escapar y acudió a Carabineros.
El antecedente lo reveló en la audiencia de control de detención en el Juzgado de Garantía de La Unión el fiscal Raúl Suárez, al imputar a Gaete por homicidio simple y pedir al juez su internación por 5 meses, mientras dure la investigación del crimen.
Por su parte, la abogada del Centro de Ayuda a Víctimas del Ministerio del Interior en la provincia del Ranco, Denny Jaramillo, afirmó al término de la audiencia que cuenta con el testimonio de cuatro mujeres de La Unión que fueron invitadas a subir al furgón de Gaete y que acreditan la misma conducta agresiva por parte del imputado.
La abogada anunció que el próximo lunes interpondrá una querella criminal en contra del joven por delito agravado, haciéndose parte de la causa en representación de Remigio Orellana y María Hernández, padres de la cabo María Elizabeth Orellana, quienes ayer asistieron a la audiencia.
Jaramillo sostuvo que a su juicio el caso es un "homicidio calificado" porque podría haber más méritos y pruebas, como el secuestro y robo (aún no aparece el celular de la víctima), cargos que podrían hacer recalificar la imputación. Además, cree que esta tesis podría ser avalada con los resultados de la autopsia.
Tanto el fiscal Suárez como la abogada coinciden en que la pena que puede recaer sobre Gaete oscila entre los 10 años y un día hasta presidio perpetuo.
FUERTE RELATO
Ayer, durante la audiencia, el fiscal Suárez relató ante el juez que el imputado asesinó a María Elizabeth Orellana estrangulándola con sus manos dentro del furgón que él conducía y al que ella subió después de hacer dedo en la calle Comercio de La Unión, a las cinco de la mañana del lunes.
La asfixió y luego la sacó del vehículo para golpearla con un palo en la cabeza y asegurarse de que estaba muerta.
El relato corresponde a las declaraciones que el mismo Gaete hizo al confesar el crimen y señalar dónde había dejado el cuerpo.
Según el fiscal, el joven no confesó una violación, pero dijo que ella comenzó a gritar y hasta alcanzó a propinarle un golpe en el rostro.
Una vez que la asesinó, la llevó hasta el sector Huecahue (a diez kilómetros de La Unión) y dejó el cadáver de la cabo de Ejército tirado en una quebrada, para volver más tarde.
Salió de Huecahue y pasó a buscar a su madre, quien lo acompañó a Panguipulli, donde hizo entrega del pan, que era su trabajo.
En esa comuna se compró una pala con la que regresó a Huecahue y utilizó para hacer un hoyo de 50 centímetros y enterrar el cuerpo de Orellana.
Su madre -que ayer se desmayó a la salida de la audiencia- nunca se enteró de lo que hacía su hijo ese día lunes, porque éste jamás le comentó nada al respecto.