El Partido Conservador, al cual pertenece el primer ministro británico David Cameron, logró la mayoría absoluta en las elecciones parlamentarias celebradas el jueves.
El cómputo oficial difundido ayer indicó que dicho conglomerado obtuvo 331 de los 650 escaños del Parlamento británico, 24 más que en los comicios de 2010.
La mayoría de los sondeos preelectorales habían vaticinado para el partido "tory" un máximo de 285 escaños, por lo que el resultado final tomó por sorpresa a muchos analistas políticos.
Al conocer su victoria, Cameron recalcó su compromiso con la unidad territorial del Reino Unido, tras reunirse con la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham para pedirle el encargo de formar gobierno y continuar por otros cinco años al frente del Ejecutivo británico. "Vamos a gobernar como el partido de una sola nación", afirmó el jefe de Gobierno.
El premier prometió a los parlamentos regionales de Escocia, Gales e Irlanda del Norte mayores posibilidades de influir en la política nacional y reiteró su intención de convocar, a más tardar en 2017, un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (UE). "Esta es la victoria más dulce de todas", había asegurado ya antes Cameron ante miembros de su equipo de campaña.
Cameron dio a conocer ayer quiénes serán los primeros miembros de su gabinete de gobierno: se mantendrán en sus cargos George Osborne como canciller del Tesoro, Theresa May como ministra del Interior -responsable de la seguridad y la lucha contra el terrorismo- , Philip Hammond como ministro de Exteriores y Michael Fallon como ministro de Defensa.
La jornada electoral dejó tres perdedores y el mismo número de dimisiones: las de los líderes del Partido Laborista, Ed Miliband, del Partido Liberal Demócrata, Nick Clegg, y del populista de derecha Nigel Farage, al frente de sus partidos.
Los laboristas quedaron en segundo lugar con 232 escaños, 26 menos de los que ocupaban hasta ahora en la Cámara Baja del Parlamento de Westminster. Miliband felicitó a Cameron y a la vez anunció su renuncia como jefe de su partido diciendo que era hora de ceder el cargo a otra persona.
Mientras, el ex ministro de Finanzas laborista Ed Balls no logró su reelección en el Parlamento. Sin embargo, los resultados del partido fueron especialmente positivos en la capital Londres, donde consiguió 45 de los 73 escaños.
Sin embargo, la pérdida de votos más fuerte fue la del Partido Liberal Demócrata de Clegg, hasta ahora socio de gobierno de Cameron, que sólo obtuvo 8 mandatos, 49 menos que en las últimas elecciones.
Clegg también dimitió, tras aceptar la responsabilidad por la "catastrófica" pérdida de escaños, pese que él sí logró un mandato directo. "Ahora ha quedado dolorosamente claro que esta ha sido una cruel noche de castigo para los liberal-demócratas", admitió el que fuera viceprimer ministro en el primer gobierno de Cameron.
El otro gran ganador de estos comicios fue el Partido Nacional Escocés (SNP), que logró 56 de los 59 escaños destinados para Escocia en el Parlamento y con ello se convierte en la tercera fuerza después de los "tories" y los laboristas, pese a haber logrado sólo un 4,7% de los votos a nivel nacional.
El líder del partido derechista y euroescéptico UKIP, Nigel Farage, renunció al no lograr un escaño en su distrito electoral. Pese a que su partido consiguió el 13% a nivel nacional, sólo ganó en un distrito. Farage, actualmente eurodiputado en el Parlamento Europeo, pidió una reforma del sistema electoral y culpó de su derrota a los electores potenciales de su partido que terminaron por votar por los conservadores por miedo a la eventual formación de un gobierno de coalición entre los laboristas y el Partido Nacional Escocés.