Dentro de los múltiples factores que durante los últimos años han aparecido como indispensables para reducir la contaminación atmosférica en ciudades como Osorno y Temuco, uno que fue tomando fuerza desde hace poco más de un año fue la necesidad de declarar a la leña, el elemento más relevante en la matriz de la calefacción hogareña local, como un combustible más, tal cual lo son, por ejemplo, la parafina, el gas o la electricidad.
De acuerdo a lo que han explicado varios expertos, tal medida permitiría someter a la leña a los mismos exigentes requerimientos que se aplican a la venta de los otros combustibles, implicando la formalización de la cadena de distribución y comercialización y su consecuente sujeción a reglas ambientales perentorias.
Frente a esta demanda que comenzó a crecer en la comunidad para acabar de una vez por todas con la llegada masiva de leña húmeda -una de las grandes causas de la contaminación del aire en las ciudades del sur- fue el propio ministro de Energía, Máximo Pacheco, quien en el Encuentro Empresarial de La Araucanía (Enela) del año pasado anunció la constitución de una mesa de trabajo formada por representantes de la secretaría de Estado, expertos y particulares, para que fueran definiendo los pro y contra de un cambio de este tipo. Finalmente, luego de meses de labor, la cartera del ramo, en voz de la subsecretaria Jimena Jara, anunció la semana recién pasada que el próximo año se enviará al Congreso el proyecto de ley que apuntará a declarar a la leña como combustible.
En sí misma, la modificación no es la panacea para el gran anhelo de recuperar el aire sureño, pero sí obligará a la regulación de un mercado que hasta ahora no se ha logrado modificar, pues la leña húmeda ha continuado ingresando sin más a nuestros centros urbanos.
Por cierto que habrá resistencia de parte de quienes componen hoy la cadena de distribución y venta de la leña, pero habrán de formularse en el proyecto las necesarias condiciones para que todos los actores puedan formalizar su negocio, siempre teniendo como fin que el nuevo combustible sea lo menos contaminante posible.