Para exigir una buena gestión de las autoridades es importante que la ciudadanía se preocupe también de cumplir adecuadamente en lo que le corresponde dentro del andamiaje comunitario.
Por ejemplo, es necesario que las calles dejen de ser un pequeño campo de batalla por minúsculas situaciones que se derivan del elevado número de vehículos que las ocupan, lo que naturalmente ha creado problemas que se agravan cada año.
En Osorno existen algunos puntos que se prestan para la aparición de conflictos y que si no son adecuadamente ocupados por los usuarios dan paso a situaciones de riesgo o muy molestas para quienes sin querer se ven involucrados en el asunto.
Lo peor, sin embargo, es la actitud que demuestran algunos conductores, afortunadamente minoritarios todavía, quienes parecieran no comprender que cuando se hace inevitable compartir una salida dificultosa lo mejor es armarse de paciencia y tratar de superar el mal rato con una buena dosis de sentido común. De lo contrario se hará inevitable un momento desagradable y que puede tener consecuencias más serias y costosas si las cosas toman rumbo hacia el peor destino.
Cruces inadecuados, vehículos que circulan contra el tránsito en el afán de sus conductores de salir apresuradamente de los tacos, despojo de los privilegios de los peatones y ciclistas, son algunas de estas situaciones que aparecen todos los días y a cada rato y que amenazan con continuar más allá de la temporada de verano, que para los más optimistas marca el límite de la neurosis.
Frente a todo esto, también hay que decir que se añora la presencia de los carabineros que se encargaban del control del tránsito, cuya sola presencia servía para prevenir cualquier posibilidad de incidente, puesto que los automovilistas inhibían sus instintos más agresivos por temor a una sanción.
Hoy, en cambio, las calles, incluyendo los sectores reconocidamente conflictivos y los horarios más intensos, están habitualmente desprotegidos.