Muy oportuna resulta la campaña que está realizando el Servicio Nacional de Menores (Sename), para recalcar la importancia de cuidar a los niños y niñas durante el verano, procurando que esta época no se transforme en un período de potencial peligro para ellos.
Esta cruzada se explica porque es frecuente que las cifras de accidentabilidad y extravío suban en estas fechas de vacaciones, pues las medidas de prevención y de cuidado familiares suelen relajarse y muchas veces las personas responsables de los menores no toman prevenciones ante lugares de riesgo, concurrencia a sitios donde habrá público masivo o también porque la ingesta de alcohol de los adultos los hace despreocuparse de sus niños y niñas. Este último factor es uno de los presentes en los accidentes en las playas, por ejemplo.
También es preciso extremar precauciones en otros ámbitos. En los viajes, por ejemplo, es frecuente que se presenten problemas, porque se hace caso omiso de la legislación de tránsito respecto del uso de cinturones de seguridad, de sillas especiales para menores de 5 años y de ubicar los siempre en los asientos traseros de los vehículos.
Otro tipo de problema se genera en las piscinas caseras, donde los niños juegan, pero también están propensos a sufrir caídas, golpes y hasta ahogarse, sino cuentan con la supervisión de un adulto. No dejar jamás a los niños bañándose solos es el consejo reiterado, pero que muchos desoyen.
Al aire libre también resulta preciso prevenir quemaduras de sol, usando sombreros y protectores, sin olvidar que el daño de los rayos UV es acumulativo y puede derivar en cáncer a la piel. Esto se vuelve especialmente peligroso para los bebés y los adultos mayores.
Al hablar de estos temas no se busca causar alarma o exagerar, sino simplemente llamar la atención de la comunidad para que se tomen medidas de prevención y las vacaciones realmente sean un tiempo positivo en familia y no vengan vinculadas a tragedias que se pudieron evitar, simplemente, con un poco de precauciones a tiempo.