Vecinos de campamento levantan primera biblioteca autogestionada
emprendimiento. Trece familias del asentamiento Alberto Hurtado, en Rahue Alto, han recaudado fondos a través de beneficios, cuotas mensuales y aportes voluntarios para construir un espacio destinado al estudio y recreación de sus hijos entre siete meses y 18 años.
Un grupo de 13 mujeres emprendedoras se encuentra trabajando para que los 30 niños del campamento Padre Hurtado, ubicado en Rahue Alto, cuenten con una biblioteca con textos escolares y revistas, para así colaborar con su proceso educativo y recreación de los menores.
La biblioteca es la primera autogestionada en un campamento de Osorno, ya que en su proceso de construcción los vecinos han colaborado con recursos propios, sin contar con el patrocinio de ningún organismo.
Hasta el momento en la comuna existen 19 campamentos, de los cuales al menos seis cuentan con salas de estudios con textos escolares, las que fueron entregadas por la fundación Un Techo para Chile, a diferencia de lo que ocurre en el campamento Alberto Hurtado.
El proyecto tiene muy entusiasmados a los pobladores, quienes para conseguir fondos han realizado desde hace tres meses diversos beneficios, cancelan una cuota de 5 mil pesos y han recurrido a las autoridades para materializar la idea.
La biblioteca la están levantando exclusivamente los vecinos del campamento, pero aseguran que el objetivo es que los niños de todos los asentamientos de la ciudad puedan acceder al material de estudio.
esfuerzo de las familias
Aproximadamente hace tres semanas los padres de los menores empezaron a levantar la estructura de madera de tres metros de ancho por nueve de largo donde se emplazará la biblioteca infantil.
La madera que utilizan, al igual que los clavos, fueron comprados por las 13 familias que componen el campamento, gracias a las cuotas de $5 mil que cancelan hace cuatro meses. En paralelo, los grupos familiares han donado tablones y bolsas de clavos.
En cuanto a los beneficios, el Comité de Mujeres Emprendedoras del lugar ha realizado venta de lasaña, milcaos, pescado frito, caldillos y pastel de papa, con los cuales han logrado reunir $150.00 para comprar el material de construcción.
Ana María Manríquez, presidenta del campamento y gestora de la iniciativa, explicó que el objetivo es entregar una herramienta de apoyo a los niños en su etapa escolar.
"La idea nació de una conversación, donde vimos la necesidad de los niños por contar con un refugio durante el invierno para hacer sus tareas. Y qué mejor que una biblioteca, donde encuentren los libros para el colegio o simplemente se diviertan aprendiendo", dijo la dirigente.
La vecina explicó que han conseguido cartas de apoyo con firmas del alcalde Jaime Bertín, el gobernador Gustavo Salvo, además de autoridades regionales de Un Techo para Chile, Hogar de Cristo, estudiantes de la Universidad de Los Lagos y los concejales José Luis Muñoz y María Soledad Uribe.
"Muchas personas nos han apoyado en el papel y tengo confianza que ahora responderán con la ayuda que necesitamos. La idea es que en marzo del próximo año la biblioteca esté funcionado", comentó Manríquez.
Ya cuentan con dos computadores donados por Un Techo para Chile y 30 tablones de madera regalados por el Hogar de Cristo. El objetivo es tener al menos cinco repisas en las paredes con libros orientados a menores de entre siete meses y los 18 años.
Además, para las frías jornadas de invierno, quieren instalar una combustión lenta para que los pequeños estén abrigados y puedan concentrarse.
Emprendedoras
Cecilia Angulo lleva más de ocho años viviendo en diferentes campamentos y desde hace nueve meses está en el Alberto Hurtado. "Donde vivimos es muy difícil acceder a material de apoyo para nuestros hijos. Ver que estamos ayudando para la enseñanza de los niños con nuestro esfuerzo no tiene precio", dijo la mujer.
De hecho, el lugar más cercano con internet es un cibercafé que se ubica a 20 minutos caminado en la población Santa Rosa.
Así lo explicó Cristina Álvarez, madre de Catalina de 12 años y Miley de 3 años; por lo mismo, no dudó en participar del proyecto con dinero y colaborando en todos los beneficios.
Leyendo bajo la lluvia
Valentina Catalán tiene nueve años y estudia en el Colegio Antillanca. La tarde del sábado observaba cómo los maestros trabajan de forma voluntaria para levantar la estructura.
La pequeña está muy contenta con la idea de tener un lugar para estudiar cerca de su precaria vivienda. En su corta vida aún recuerda lo mucho que le gustó leer Papelucho en la clínica.
"Los libros son divertidos y en el colegio siempre nos están pidiendo, pero no siempre mi mamá tiene plata para comprarlos. Por lo mismo, sale a conseguirlos bajo la lluvia y eso me da pena", explicó la niña.
Catalina Pantoja tiene 12 años y es alumna de la Escuela Carlos Condell. También se entusiasma con la idea y aunque no recuerda el nombre de ningún libro que haya leído, le gustaría tener un espacio acogedor donde estudiar.
"En invierno el frío y la lluvia como que no ayudan para hacer tareas. Acá nos dijeron que tendremos ayuda para los trabajos y computadores. Lo mejor es ver cómo construyen una cosa que es para nosotros y trabajan nuestros propios papás", explicó la niña.
A sus nueve años de edad, Jordan Barriga recuerda que el único libro que ha leído se llamaba La Porota. "La verdad, prefiero ver libros de autos o historias con hartas fotos. Pero si esto se parece a la biblioteca del colegio, va a ser bacán", dijo entre risas el alumno del Colegio Antillanca.
Fomentar la educación
Daniel Haase, jefe regional del Programa Campamentos del Servicio de Vivienda y Urbanismo (Serviu), señaló que la iniciativa que llevan las mujeres emprendedoras del campamento es pionera y ayuda a reforzar el trabajo en grupo.
Precisó que para las familias que trabajan en el proyecto es fundamental que puedan llegar hasta el final del proceso que comenzaron con muchas ganas y esfuerzo.
"Ellos han realizado un trabajo ordenado y cumpliendo con todos los conductores regulares. Eso les permite comprender que el esfuerzo y los costos invertidos se deben cuidar en el tiempo", explicó.
Además, como el trabajo se ha realizado en grupo, permite fortalecer los lazos como organización vecinal con miras a desarrollar proyectos habitacionales definitivos en común.
Haase considera que es fundamental que todas las personas que han comprometido su ayuda respondan y entreguen sus aportes.
"Las familias se sienten validadas y es una iniciativa que debiera ser replicada en otros campamentos. Es un acierto fortalecer la educación desde las bases, sobre todo en clases vulnerables", explicó el encargado regional.
Donaciones Las personas interesadas en entregar aportes materiales, libros u otros aportes lo pueden hacer en el campamento.
Web También pueden contactar a la dirigente en el Facebook "comité mujeres emprendedoras".
2.232 personas
Viven en los 19 campamentos ubicados en diferentes sectores de la ciudad. De ellos, 15 se ubican en el sector de Rahue Alto, tres en Ovejería y uno en Rahue Bajo.
30 niños
Residen en el campamento Alberto Hurtado, ubicado en Rahue Alto y que serán los primeros beneficiados con la biblioteca infantil que construyen sus padres y vecinos.
5.000 pesos
Mensuales es la cuota que cancelan las 13 familias que conforman el asentamiento Alberto Hurtado con el objetivo de comprar material para levantar la biblioteca.