¡Apóyenos!
Nuevamente el Magisterio chileno detiene sus actividades y sale a las calles a luchar por derechos que debieran estar resguardados constitucionalmente para el ejercicio digno y seguro de la profesión que sustenta el desarrollo del país, pero como lamentablemente esto no ocurre, una vez más es necesario presionar con un eminente paro indefinido, generado por la ausencia absoluta de voluntad de diálogo por parte del Ministerio de Educación.
Aquí debemos claramente separar los temas para evitar interpretaciones equívocas: los docentes chilenos sí estamos a favor de la Reforma planteada inicialmente para lograr una educación pública de calidad, gratuita, sin lucro ni discriminación. Nuestro país lo merece, nuestros alumnos lo merecen, pero para generar esto es urgente resolver los temas que están pendientes y que otorgan a los docentes la dignidad necesaria para iniciar este importante camino de cambios y por ello insistimos en que el paso inicial es dar respuesta a la agenda corta ya tan conocida por la comunidad.
Que nadie imagine que estamos felices, debemos luchar no sólo con el Ministerio, sino con el miedo interno que genera la inestabilidad laboral, con la indolencia de muchos docentes hacia sí mismos y hacia su gremio, con la opinión pública que muchas veces malinterpreta el accionar, pensando que existen otras opciones para obtener resultados, lo cual ya ha sido demostrado que no es así, sin olvidar además campañas comunicacionales que deterioran las confianzas en el futuro de la educación pública.
Al parecer el Estado chileno continúa sordo a los profesores, buscando respuestas en modelos y países con realidades absolutamente distintas y se niega a mirar lo que se presenta de perogrullo ante sus ojos.
A veces nos preguntamos ¿realmente el gobierno quiere apoyar la educación pública o intenciona ahogarla lentamente a través de la movilización docente, para que se resienta con quienes opinan que los paros provocan atrasos?
A todas las comunidades educativas les pedimos su apoyo. Cuanto mayor sea éste, habrá una mayor celeridad en la solución a complicada situación laboral del Magisterio.
Y como lo expresamos frente al Ministerio de Educación: sin profesores felices, no hay reforma.
Elba Vargas Fuentes