Cameron y los líderes británicos ruegan a Escocia que se quede
Asustados por las encuestas recientes, el primer ministro David Cameron y otros dirigentes políticos británicos viajaron de urgencia ayer a Escocia, donde imploraron a los escoceses no votar a favor de independizarse.
La exhortación de Cameron apuntaba a mantener la unión de Inglaterra y Escocia, que ha cumplido 307 años y evitar pasar a la historia como el primer ministro británico que perdió Escocia. Probablemente su Partido Conservador le pedirá la renuncia si los escoceses votan por la secesión.
En una muestra inusual de unidad entre partidos, Cameron, el líder laborista Ed Miliband y el liberal demócrata Nick Clegg abandonaron una sesión semanal de preguntas en la Cámara de los Comunes para viajar a Escocia, donde las encuestas indican una paridad total de cara al referendo sobre la independencia del 18 de septiembre.
"Sería angustiante para mí... si se desgarrara esta familia de naciones", dijo Cameron a un auditorio invitado en la sede de la compañía de seguros Scottish Widows en Edimburgo.
Los detractores destacaron que Cameron no corrió el riesgo de hablar ante un auditorio de escoceses no invitados.
El partido de Cameron es profundamente impopular en Escocia. Muchos partidarios de la independencia citan los recortes presupuestarios como motivo para separarse del Reino Unido.
El dirigente nacionalista escocés Alex Salmond dijo que la visita de los políticos londinenses favorece su campaña por el Sí.
"Si pensara que vendrían en autobús, les enviaría el dinero para los boletos", dijo.
Cameron reconoció su impopularidad, pero dijo que no se trataba de dar una paliza a "los malditos conservadores".
"Esta decisión no afecta los próximos cinco años", dijo. "Afecta el próximo siglo".
Cameron ordenó izar la bandera escocesa azul y blanca sobre su oficina en 10 Downing Street de Londres hasta el día de la votación en señal de apoyo a la permanencia de Escocia en la unión.