Tras la seguidilla de bombazos y grandes asaltos, la percepción de temor en la ciudadanía ha ido en aumento ante posibles ataques de este tipo. Hace algunos días se dieron a conocer los resultados de un estudio de opinión realizado por la Universidad Central de Chile (Ucen), Imaginacción y Radio Cooperativa, según el cual un 68,2% de las personas dice que tiene miedo frente a la posibilidad de que ocurran estos atentados.
En el caso de las mujeres, la sensación de temor es mayor aún, alcanzando un 73,8% en contraste al 61,8% de los hombres. En otra arista importante, llamó la atención que un 76% de las personas encuestadas afirmó tajantemente que el hecho de colocar un artefacto explosivo representa en sí mismo un acto terrorista, en contraposición con lo que en ocasiones resuelven los tribunales, donde resulta difícil comprobar fehacientemente de que eso es lo que se perseguía al instalar una bomba.
A juicio de los abogados, la gente tiene una opinión deformada de lo que es realmente el terrorismo, que más bien está definido por la pertenencia a una organización de ese tipo, que sin responder a lo que dictaminan las leyes, pueden llevar a cabo una estrategia masiva y sistemática de violaciones a los Derechos Humanos. Han expresado que en ocasiones la colocación de artefactos puede perseguir otros fines, como alcanzar notoriedad pública, reconocimiento entre sus pares o ir contra un sistema establecido.
Sin embargo, para la ciudadanía en general, la línea argumental es muy débil, si se considera que independiente de los fines que persigan quienes recurren a esos métodos, siempre es posible que pueda haber víctimas inocentes. Por ello, la misma encuesta reveló que el 76,4% de los consultados cree que colocar un artefacto explosivo es en sí un acto terrorista, porque se persigue causar terror en la ciudadanía, mientras el 20,2% opina lo contrario.
Es evidente que existe en el país una alta sensación de temor frente a la delincuencia común y al hecho que la acción de estos antisociales es cada vez más violenta. Tal vez por eso es que al sumarse los casos de colocación de bombas en la Región Metropolitana o los atentados incendiarios en La Araucanía aumentan la sensación de temor, pero sobre todo de desprotección entre las personas.