Hombre vivió 30 años en una precaria vivienda hecha con hojas de chupón
lafquenmapu. Juan Naguil levantó su 'ranchito' con esta planta por la falta de dinero para construir una estructura sólida. El municipio costero le entregó una casa definitiva.
Juan Naguil tiene 45 años y durante tres décadas vivió en una precaria vivienda tipificada como 'ranchita', la cual con el pasar de los años se fue deteriorando y lo obligó a ir forrándola con hojas de chupón (planta nativa de hojas alargadas), ya que es lo más abundante en el sector cordillerano de San Juan de la Costa donde reside y por lo tanto era el producto que tenía más a su alcance.
En menos de 10 metros cuadrados de infraestructura este hombre de la localidad rural Lafquenmapu bajo tenía su colchón, un fogón donde se calefaccionaba, una cocina y una pequeña mesa.
Así pasó más de la mitad de su vida, en condiciones de extrema pobreza aguantando el frío y la lluvia que ingresaban por las frágiles paredes y techo de su vivienda.
Según los profesionales del Departamento Social de San Juan de La Costa, la situación de Juan Naguil es una mezcla de extrema pobreza y costumbre de vivir con lo mínimo, donde la principal preocupación es la alimentación.
De hecho, en este sector costero, alejado del camino público que pasa por el sector de Lafquenmapu y encajado en medio de la montaña donde vive este hombre de 45 años, ni siquiera llega la luz eléctrica.
'Ranchitas'
Luis Lorca, asistente social de la Comuna de San Juan de La Costa, explica que la situación de este hombre es más frecuente de lo que se cree, particularmente en los sectores aledaños a Misión San Juan donde está concentrada prácticamente la totalidad de la población huilliche que tiene la comuna.
Luego de las últimas actualizaciones de estadísticas comunales se han logrado realizar algunas tipificaciones de las viviendas de los habitantes (casas, mediaguas y ranchitos), donde se detectó que aproximadamente el 33% de la población vive en 'ranchitos', denominación que reciben aquellas viviendas que son más precarias que una mediagua y que 'son casas inhabitables', dice Lorca.
Dichas viviendas se concentran principalmente en este lugar, el cual se caracteriza por ser el más aislado, contar con la población más dispersa de la comuna y por muy precarias que sean las condiciones económicas no emigran en busca de mejores oportunidades.
'No son personas que salen hacia otros lados, simplemente porque tienen más arraigo con la tierra y con sus tradiciones, por lo tanto buscan la forma de sobrevivir hasta que mueren ahí', comenta el asistente social, Luis Lorca.
Juan Naguil además de carecer de escolaridad y vivir solo luego de la muerte de sus padres hace siete años, prácticamente no conoce otra manera de vida, ya que siempre ha permanecido en este apartado lugar alejado de los centros urbanos y ha subsistido con lo mínimo.
Nueva vivienda
Tras el problema de alcoholismo que además arrastra Juan, en febrero de este año sufrió el incendio de su ranchito de hojas de chupón. Estuvo unos meses en la casa de una hermana, quien también vive en el mismo sector, hasta que recibió la ayuda del municipio costero, quien planificó un proyecto de entrega de viviendas de emergencias, pero con mejor infraestructura y con calidad de casa definitiva.
La encargada del Departamento de Obras del municipio, Carmen Reyes, explicó que Juan fue el primer beneficiado con este programa que se concretó con la llegada de estudiantes de la Universidad Tecnológica de Chile -Inacap, que llegaron en diciembre del año pasado a la comuna para realizar los denominados trabajos de verano.
'Como ellos tenían la voluntad de ayudar, el alcalde (Bernardo Candia) les planteó la necesidad de construir viviendas de emergencia pero de buena calidad y así logramos llegar hasta lo que entregamos hoy, que son casas completamente forradas y construidas en madera, con dos dormitorios y una cocina comedor', explica Reyes.
La idea de hacer estas viviendas, que son financiadas con fondos municipales, es dar una solución definitiva y así también evitar que las familias o la municipalidad cada año esté desembolsando recursos para su mejoramiento.
'Así le damos un poco de la dignidad que merecen nuestros habitantes', comentó la profesional de Obras.
Si bien los cambios no son fáciles para las personas que toda su vida han estado en los denominados 'ranchitos', los funcionarios municipales le aconsejan cuidar sus nuevas viviendas.
'Tenemos casos que son muy complejos, como por ejemplo el de una persona que vivía debajo de un árbol', comenta Reyes, quien ha estado a cargo de la inspección de la construcción de las seis viviendas de este tipo que ya han levantado en la comuna.
Al igual de Juan Naguil, Gastón Águila (65 años) es otro de los beneficiarios. Y si bien aún no se traslada a su nueva casa, le espera un futuro mucho mejor, ya que lleva 15 años viviendo en una 'ranchita' que aún tiene piso de tierra y ahora pasará a una casa que está completamente forrada en madera, con lo cual dejará de sufrir los constantes problemas que le generaba el agua que cada invierno ingresaba a su casa y convertía su piso en barro.
2 millones