Familia dejó su predio en El Caulle tras erupción y ahora vive en Pisu Pisué
Emergencia. Fernando Vergara y su esposa Rudith viven hace poco más de un año en la comuna de Río Bueno, tras abandonar el lugar que habitaron por más de 50 años.
En su nueva casa en el sector Pisu Pisué (comuna de Río Bueno) Fernando Vergara, su esposa Rudith Hernández y su nieto Miguel rehacen sus vidas tras la erupción del cordón El Caulle, fenómeno natural ocurrido el 4 de junio de 2011, que los obligó a abandonar su vivienda en el sector Hoyería, en la comuna de Puyehue, producto del desborde del río Gol-Gol que inundó el terreno donde vivieron por más de 50 años.
A tres años del desastre que obligó la evacuación de más de 4 mil personas cercanas al cordón montañoso por las regiones de Los Lagos y Los Ríos, esta pareja de adultos mayores de Puyehue son los únicos que debieron abandonar de manera definitiva su vivienda y terreno, dado que la pequeña isla que habitaban fue completamente cubierta por agua, cenizas y piedras volcánicas que trasladó la corriente del río Gol-Gol, cauce con el cual colindaban.
albergados en Escuela
Tras la erupción del cordón El Caulle, Fernando y Rudith pasaron 15 días junto a una treintena de familias del sector evacuado en el albergue implementado en el internado del Liceo Las Américas de Entre Lagos.
Cuando el entonces ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter anunció que los más de 4 mil evacuados que había en la regiones de Los Lagos y Los Ríos podían retornar a sus hogares a partir del 19 de junio, estos adultos mayores pensaron que también podrían retomar su vida normal en su casa ubicada en los faldeos del cordón El Caulle, en Hoyería.
Pero esa tranquilidad duró poco, ya que al cabo de un año nuevamente tuvieron que abandonar el sector, dado que las lluvias registradas en los meses de verano de 2012 generaron problemas en el curso del río Gol-Gol, situación que con el invierno de ese mismo año se complicó mucho más.
Fue así como en junio de 2012 (un año después de la erupción) Rudith, Fernando y su nieto nuevamente debieron abandonar el lugar dado que el río no sólo cubría gran parte del terreno donde pastaban sus vacunos, sino que también llegó hasta la entrada de su vivienda.
Debieron sacar sus pertenencias en botes y lanchas proporcionadas por el municipio de Puyehue, las que trasladaron a la escuela rural Quema del Buey, donde vivieron por cerca de ocho meses.
Recuerdan que el lugar era bastante frío, no tenían calefacción a leña, 'sólo teníamos una estufa a gas que calefaccionaba una pequeña parte de la sala', recuerda Rudith en su nueva vivienda en el sector Pisu Pisué.
Debieron soportar resfríos surgidos a partir del mismo frío y humedad del lugar. Después de algunos meses lograron instalar una estufa a leña, pero después les faltaba el combustible para calefaccionarse. Debían salir a recolectar leña en sacos por las cercanías de la escuela, pero la durabilidad era muy escasa.
Pero además del frío, también debieron enfrentar las secuelas sicológicas que les dejó el hecho de abandonar el lugar donde vivieron por más de 50 años y buscar nuevas opciones para vivir, porque lo único que tenían estaba completamente inundado.
'Todas las mañanas despertaba pensando que estaba en mi casa, pero después me daba cuenta que no era así. Aún despierto desorientada', relata Rudith. Dice que hasta los días de hoy piensa que está de visita y que en algún momento debe retornar a su hogar en Hoyería.
Además de ello, cuenta que de vez en cuando recuerda ruidos e imágenes de la erupción. De hecho, Rudith aún está con tratamiento sicológico para lograr sobrellevar el cambio de vida que le significó la erupción.
Su esposo Fernando, aunque se ve bastante bien, también convive con esos recuerdos y con la pena de haber abandonado el lugar donde vivió y trabajó por más de cinco décadas.
Compra de terreno
A fines de enero de 2013 lograron abandonar la escuela rural que los albergó por cerca de ocho meses. Y aunque no querían volver al lugar donde crecieron, en Pisu Pisué, no les quedó otra opción que comprar poco más de cinco hectáreas a un hermano de Fernando.
Hoy llevan casi un año y medio viviendo en este terreno, donde crían los pocos vacunos que lograron conservar en el terreno de la escuela y las ocho aves que criaron en cajones de frutas.
'Como no teníamos gallineros le instalamos unos cajones de tomates y ahí logramos mantenerlas', comenta la mujer de 78 años.
Si bien cada vez que pueden visitan su casa en el sector Hoyería, ya que no han podido vender el terreno, Rudith dice que es un sacrificio constante tener que dejarla, aunque tampoco pueden volver porque aseguran que es complicado tener que trasladar sus cosas.
calidad del agua
En tanto, las más de 30 familias que viven en las cercanías de la zona roja del cordón El Caulle (Anticura, El Caulle, Fundo el Retiro, Gol- Gol, Tres Palos, Hoyería y El Manzano) recientemente sostuvieron una reunión con la dirección regional de la Onemi y el comité provincial de emergencia para solicitar estudios de calidad del agua que beben y que son extraídas desde vertientes cercanas al cordón volcánico.
Marco Cea, habitante del sector cordillerano, comentó que en este momento el agua tiene un color plomizo con sedimentos y un sabor agrio.
'Antes el agua salía de un color verde, ahora está un poco más clara, pero no sabemos qué tipo de partículas tiene, por eso pedimos a la autoridades que analicen la calidad del agua', dijo Cea.
Además, pidieron que se revisen las condiciones en las que están las viviendas, ya que aunque han pasado 3 años de la erupción las casas aún tienen cenizas en el entretecho, lo genera polvillo al interior de las casas.
4 de junio