Santiago concentra el 57% de los médicos especialistas, un drama que se traslada en consecuencia al resto del país.
La larguísima geografía chilena y la férrea dependencia de la capital Santiago despiertan afanes de mayores decisiones en los territorios locales, en procura de conseguir mayor desarrollo, sobre la base de un mejor conocimiento de los problemas propios.
Visiones descentralizadoras hay variadas. Nuestra Región ha hecho esfuerzos, por muchos años, para conseguir avances sustantivos, tras el objetivo de "emparejar la cancha", toda vez que en Chile definitivamente no da lo mismo donde se vive, en relación a la Región Metropolitana.
El Movimiento por la Consulta y los Derechos Ciudadanos entrega antecedentes muy decidores: la Región Metropolitana tiene una superficie equivalente al 2% del territorio nacional y allí se produce el 48% del Producto Interno Bruto (PIB), el 85% de los servicios financieros y tiene, además, el 49 % de los profesionales y técnicos. Así también, la capital nacional concentra el 57% de los médicos especialistas, un drama que se traslada, en consecuencia, a las regiones más perjudicadas mientras más lejanas sean.
Para muchos la solución gira en torno a la elección por votación popular de los intendentes, pero, aunque fundamental, es sólo el punto de partida.
Hay zonas, específicamente en el norte, que pretenden que parte del producto generado quede en la propia región; también se habla de impuestos locales para generar ingresos; del pago de las patentes en la región.
Las necesidades de nuestra Región están claras y giran en torno a la conectividad, fortalecimiento de las industrias que generen trabajo y producto, graves carencias en el sector salud, falta de oportunidades en educación, especialmente en los sectores más alejados. No cabe duda de que no es lo mismo vivir en la capital regional o provincial, que en las localidades más apartadas; las diferencias son abismantes y sería tarea del Gobierno Regional minimizar esas desventajas.
Impedir que se concentren aún más las ventajas en Santiago, un gran desafío que sigue en el discurso.