Una historia policial gana el premio Alfaguara
Carolina Collins
Como una novela "que comienza como un cuento de hadas y termina a lo Tarantino", definió su libro "El mundo de afuera" el autor colombiano Jorge Franco, quien ganó ayer el Premio Alfaguara.
El autor ganó por mayoría la XVII edición del premio. Su novela está basada en un bullado secuestro que conmocionó la ciudad donde tomó lugar, Medellín, en 1971. Ese hecho, marcaría el inicio de la violencia que se tomó dicha localidad.
Pero en ese entonces, Franco tenía tan sólo nueve años. Por eso, el autor se basó en la vieja historia que escuchó de adultos durante su infancia, para plasmar el clima de violencia que se vivía en Medellín. La ciudad, que solía ser un lugar tranquilo de provincia, comenzó en los 70 a ser invadida por el narcotráfico.
"Me he tomado muchas licencias para crear la historia que narro en la novela. El secuestro fue real y acabó con la muerte del secuestrado, pero a mi imaginación pertenece la relación entre los personajes y la atmósfera que he creado en el libro", dijo el autor, originario de Medellín, a través de una videoconferencia realizada ayer desde, Bogotá.
La presidenta del jurado, la escritora colombiana Laura Restrepo, destacó al momento de dar a conocer la noticia, que la obra de su compatriota combina de manera original "elementos de fábula y cuento de hadas, y rasgos expresivos de un momento de violencia y crisis". Restrepo agregó que "La genialidad de esta novela es que mezcla de manera magistral el humor, un secuestro y la realidad colombiana. Es un relato con visos de hiperrealismo que deriva hacia el surrealismo".
El jurado que dio por ganador al escritor colombiano estuvo conformado por Sergio Vila-Sanjuán, Ignacio Martínez de Pisón, Ana Cañellas, Nelleke Geel y Pilar Reyes, quienes destacaron el sentido del humor del relato y la eficacia de los diálogos.
Franco dijo estar "muy contento y feliz" por haber ganado este premio "tan importante". El autor relató que historia que lo hizo merecedor de una de las distinciones más importantes a nivel latinoamericano, tuvo sus orígenes en su propio barrio.
La familia del escritor era vecina de Diego Echevarría, quien es Don Diego en la novela, un hombre que vivía, según lo describió Franco, en un "castillo, mezcla de gótico y medieval". Echevarría se transportaba en la única limusina que había en Medellín, lo que desataba la imaginación de los niños que vivían en el barrio. "Tenía un paje como criado y vivía de forma anacrónica", dijo Franco, quien agregó que "para los niños, era una aventura ver pasar a don Diego en su carro, o verlo en su jardín tomando el té". Por eso, el secuestro del llamativo mecenas conmocionó la ciudad. Empezaba así el auge de la violencia en la región. Tan así que Franco recordó que "a los cuatro o cinco años de ese secuestro, el narcotráfico entró con mucha fuerza en Medellín". Así, la novela retrata una ciudad idílica, un Medellín tranquilo "en el que se podía jugar en la calle y que empezó a cambiar a raíz del secuestro", relató.
El secuestro se origina cuando "el Mono" se obsesiona con la hija de Don Diego. "La quiere para él", comentó el creador de la historia. Mediante su relato, Franco hizo justicia con la realidad, cambiándola. La hija de Echevarría murió muy joven, lo que "fue un golpe fatal para los padres".
Franco, aseguró que esa realidad ha cambiado. Para él, Medellín hoy "presenta una cara mucho más amable", pese a que destacó que aún quedan muchos problemas por resolver.
Franco además de escribir ha podido explorar su gusto por el cine. Estudió dirección y realización en The London International Film School, en Inglatera. Su novela "Rosario Tijeras", fue traducida a 15 idiomas, fue llevada al cine y la televisión y le valió el Premio Internacional de Novela Hammett 2000, en España. Los derechos de su relato "Donde se cuenta cómo me encontré con Don Quijote de la Mancha en Medellín cuando la ciudad se llenó de gigantes inventados" (Planeta, 2005), fueron donados para ir en ayuda de las víctimas de las minas antipersonales de Colombia.