El inicio del camino al mar sigue representando un peligro para una gran cantidad de vecinos del sector.
No puede olvidarse que el sector ya cobró una víctima fatal: la vecina Mirta Caro, quien había sido una de las dirigentes sociales que pedía mayor protección para los transeúntes.
Los vecinos de la población Quinto Centenario y sus alrededores insistieron en la edición de ayer de este Diario en sus críticas a la inseguridad existente en torno a la ruta U-40 al mar, la que deben cruzar permanentemente para tomar la locomoción colectiva o trasladarse a sectores de alto flujo del sector como el centro de salud familiar, centros educacionales, cementerio y feria.
Muchos de ellos relatan que al momento de cruzar la vía se exponen a ser atropellados, debido a que los vehículos no respetan los límites de velocidad existentes y que no cuentan con las señales de tránsito suficientes que alerten sobre el desplazamiento de peatones en los puntos considerados claves.
Es necesario recordar que esa ruta es ocupada por los camiones que trasladan la basura al vertedero de Curaco y otros vehículos de carga que realizan tareas forestales.
De hecho, los residentes se quejan debido a que el único paso de cebra existente se ubica en un punto poco utilizado por parte de los vecinos y que además no cuenta con una buena visibilidad para los conductores. Por tanto -aseveran- sigue representando un riesgo.
No puede olvidarse que el sector ya cobró una víctima fatal en noviembre del año pasado: la dirigente Mirta Caro, quien -paradójicamente- había sido una de las representantes del sector que ya planteaba su preocupación por las escasas medidas de protección para los desplazamientos peatonales.
Frente a este tema, se requiere una mayor celeridad en el estudio de ingeniería encargado por la Dirección de Vialidad, que busca establecer medidas de mitigación efectivas para otorgar un nivel de protección más alto a los habitantes del sector. Adicionalmente -y aunque no está dentro de sus obligaciones legales- el municipio local está llamado a asumir una actitud más proactiva, escuchando las peticiones de la ciudadanía y respondiendo con acciones concretas como la aceleración del proyecto de aceras frente al Cesfam Quinto Centenario y la presión sobre el organismo encargado -Vialidad- para que se cumpla a cabalidad con los planes establecidos.