Legionarios piden perdón por abusos de Maciel tras duro informe
Mabel González / Agencias
Un día después de que la ONU emitiera un duro informe sobre la actuación del Vaticano en los casos de abusos sexuales cometidos al interior de la Iglesia, los Legionarios de Cristo, reunidos en su Capítulo General en Roma, expresaron ayer su reprobación de los comportamientos "gravísimos y objetivamente inmorales" de su fundador, Marcial Maciel, y pidieron perdón a sus víctimas.
La declaración, expuesta en un comunicado, reconoce que la congregación religiosa "corrió el peligro de desaparecer" y que "la ayuda de la Santa Sede fue imprescindible para descubrir cómo la personalidad y el modo de actuar de Maciel estaba afectando a la congregación".
Además, "los Legionarios de Cristo piden perdón a todas las personas afectadas por su conducta y por las deficiencias" registradas. Lamentan, además, "que muchas víctimas y personas afectadas hayan esperado en vano una petición de perdón y de reconciliación por parte de Maciel". "Hoy queremos hacerla nosotros, expresando nuestra solidaridad con todas ellas".
Maciel fue investigado durante años por abusos sexuales a seminaristas y se descubrió que había tenido varios hijos con diferentes mujeres. En 2006, Benedicto XVI lo apartó de la congregación por sus "inmorales" comportamientos y por la vida que llevó "sin escrúpulos". También encargó al arzobispo Velasio de Paolis que supervisará la congregación.
"Nuestro fundador falleció en 2008 y suplicamos para él la misericordia de Dios. Al mismo tiempo queremos expresar nuestro hondo pesar por el abuso de seminaristas menores de edad, los actos inmorales con hombres y mujeres adultos, el uso arbitrario de su autoridad y de bienes, el consumo desmesurado de medicamentos adictivos y el haber presentado como propios escritos publicados por terceros", reconoce la congregación en el texto difundido ayer.
Maciel falleció el 30 de enero de 2008 a los 87 años de edad mientras se encontraba recluido desde hace meses en la localidad de Cotija de la Paz, en Michoacán, México.
Los Legionarios afirman en su declaración que les resulta incomprensible "la incoherencia (de Maciel) de seguirse presentando durante décadas como sacerdote y testigo de la fe mientras ocultaba estas conductas inmorales". Asimismo, admiten que fueron incapaces de creer al inicio "en los testimonios de las personas que habían sido víctimas del Maciel" y lamentan "el largo silencio institucional y, más adelante, los titubeos y errores de juicio a la hora de informar".