Al término de su 106ª Asamblea Plenaria, la Conferencia Episcopal de Chile emitió un mensaje conclusivo, en el cual, junto con un análisis general de los pasos futuros para reforzar la condición de esta Iglesia Particular como "instrumento efectivo del amor misericordioso de Dios dirigido a todos" (sic), se adentra en algunos aspectos éticos relevantes, en el contexto de las elecciones recién culminadas. Es por ello que estimo necesario abordar algunos conceptos del documento.
La Iglesia en Chile respeta profundamente el libre albedrío de cada hombre o mujer de nuestra tierra porque, de no hacerlo, estaría desobedeciendo la voluntad de Dios que dotó al ser humano de esa facultad. Por lo tanto, cuando propone "tres instancias relevantes a considerar en su discernimiento ético" (sic) en su documento, los obispos no están imponiendo posiciones, sólo están llamando a los católicos y a los hombres de buena voluntad, a "discernir" (distinguir y diferenciar por medio de los sentidos o de la inteligencia una cosa de otra u otras) para lo cual, haciendo uso de la libertad de expresión que tenemos los chilenos, muestra, en el espíritu del Evangelio, instancias que cada uno deberá evaluar en el contexto de los proyectos electorales propuestos.
Las dos primeras, son la reiteración de principios ya divulgados en documentos eclesiales, tanto en torno a la defensa incondicional de la vida, como a la protección de la familia en su calidad de célula básica de la sociedad. La tercera, se adentra en la realidad de nuestra sociedad, caracterizada por la fractura, cada vez más marcada, entre aquellas personas que poseen todo lo que necesitan y, en algunos casos, mucho más, frente a aquellos que carecen de lo necesario o, en tantos, de lo indispensable. Esta realidad está presente en, prácticamente todos, los enfoques políticos que han concurrido a esta elección, asociada, en la gran mayoría de los casos, con el acceso de los chilenos, sin distinción, a una educación de buena calidad y difiriendo sólo en la prioridad o enfoque que se da a su solución.
Como se puede apreciar, el plenario de los obispos ha recordado cuáles son los principios que la Iglesia defiende en estos aspectos, sin hacer imposición alguna. Si, ha sido tarea de cada ciudadano (a), de acuerdo a su derecho y obligación democrática, discernir en conciencia frente a ellos.