Paro municipal

Las consecuencias de la paralización de los funcionarios municipales ya se está transformando peligrosamente "en un serio intento de desestabilizar al gobierno legítimamente constituido" y que fue elegido por la gran mayoría de los chilenos.

Las molestias y las preocupaciones que esta paralización está provocando en la ciudadanía (la más afectada con esta situación) ya no sólo se limita a la nula atención de las corporaciones municipales en trámites administrativos y sociales, sino que ya alcanzan a tópicos tan esenciales, como la distribución del agua, por ejemplo, y en otros casos conculcan el derecho "constitucional de vivir en un ambiente libre de contaminación".

Bastarían sólo estas dos acciones recurrentes, y que causan un grave perjuicio a la población, para que el gobierno aplique a los huelguistas y sus líderes la Ley de Seguridad Interior del Estado, en el bien entendido que la movilización es ilegal, causante de graves desórdenes y que entorpecen gravemente el desarrollo normal de las actividades del país.

Nadie está en contra de las reivindicaciones laborales de estos trabajadores, pero las formas y acciones que ellos han escogido para ser escuchados se alejan seriamente de la constitucionalidad y los dejan al margen de la ley. El gobierno tiene la palabra. O se deja chantajear, y cumple con la ley, legitimando la autoridad que legítimamente la democracia, la constitución y el pueblo le han otorgado, o simplemente se deja estar (al igual que los gobiernos que lo antecedieron) dejando así asentado, muy tristemente, que en Chile hay sectores o grupos que mañosamente "están por sobre la ley".

Gerardo Carrillo Oliveros

El circo político

¿Es posible imaginar a José Manuel Balmaceda, Gabriel González Videla, Carlos Ibáñez del Campo o a la mayoría de los Presidentes que han gobernado Chile, en el circo en que se han convertido las "campañas electorales"?

Recientemente observamos cómo un popular presentador de televisión virtualmente transforma en monos de circo a los candidatos, quienes, con claro afán de populismo y demagogia, no dudan en hacer hasta el ridículo por algunos votos más, hecho que evidencia la decadencia del sistema político. No ha de extrañar si en las próximas elecciones presidenciales la "ciudadanía" y las "autoridades" convienen en definir al Presidente de la República por medio de un reality show.

Rafael Videla Eissmann

Análisis

No me agradaría ser acusado de cooperar a la campaña del terror. Y para que quede claro que no es mi intención llevar agua al molino de la centro derecha al estilo de Sebastián Piñera, digo que a mi juicio es el único responsable del mal estado político de ese sector.

Sin embargo, tampoco me gusta la peligrosa aventura que nos ofrece la señora Bachelet, con muchos anuncios en el aire, de cosas que se definirían luego de la elección. Y junto a la Democracia Cristiana que será sometida por sus asociados comunistas. Es decir, nos podemos encontrar con una sorpresa, como por ejemplo un cambio de Constitución con Asamblea del Pueblo al estilo Venezuela.

El problema radica en que ese país riquísimo, esta quebrado, no hay dólares debido al mal manejo de quienes están dirigiendo al país a una sociedad socialista, como señala el discurso oficial.

Héctor Villa Prado

Explotar

He escuchado varias veces en la televisión la palabra explosar, al referirse a las bombas. Esa palabra no existe en español.

La RAE sólo registra los verbos explotar y explosionar, del sustantivo explosión, pero no explosar, que forma parte de la creatividad lingüística de los chilenos.

Explotar, también se refiere a una expresión emocional repentina de sentimientos, como: Franco explotó y dijo lo que pensaba de su jefa. Otro significado de explotar: sacar provecho, o abusar de algo o alguien en beneficio propio, en las cuales tienen mucha experiencia las AFP y las isapres.

Mauricio Pilleux

Observatorio

Una reflexión a propósito de tener un observatorio para jueces: si estoy haciendo bien mi trabajo, ajustado a las leyes que imperan el Estado de Derecho, con transparencia, con una venda en los ojos y la balanza en una mano, entonces… bienvenido el observatorio.

Luis Soler