Desalojan a hombre que vivió por 4 meses afuera del Registro Civil
ayuda. Ernesto Rauque, de 66 años, se instaló en plena avenida Mackenna los primeros días de junio y se negó a recibir ayuda social. Gracias a un operativo que incluyó a diversas entidades, el adulto mayor en situación de calle fue trasladado ayer a la Unidad de Siquiatría del Hospital San José, para tratar su estado de salud.
Desde las 14 horas de ayer, el frontis del Registro Civil de Osorno, en avenida Mackenna, dejó de ser la improvisada morada de Ernesto Rauque, el hombre de 66 que durante 4 meses desarrolló sus actividades cotidianas a vista y paciencia de los peatones que circulaban por el centro de la ciudad.
Una camioneta del Hospital Base San José llegó ayer hasta el lugar y en su interior dos hombre vestidos de blanco buscaron a Ernesto, quien no estaba ahí, ya que se encontraba caminando con su carrito por calle Eleuterio Ramírez.
El objetivo era que Rauque los acompañara de forma tranquila a una reunión en la Unidad de Siquiatría del Hospital Base San José para analizar su situación médica.
La cita fue con médicos especialistas en salud mental, quienes evaluarán las condiciones mentales del adulto mayor para definir su tratamiento futuro.
La acción contó con el respaldo de una orden judicial obtenida por el municipio, gracias a un recurso de protección en favor del hombre colocado hace un mes por el Departamento Jurídico del municipio.
Sin sospechar, Rauque acompañó a los dos hombres que lo invitaron a tomar un té y a comer algo para facilitar la labor del personal médico. Paralelamente, los locatarios y gente que pasaba por el lugar preguntaba curiosa qué sucedería con el hombre que veían y sentían a diario.
Estuvo un rato conversando con personal capacitado en el primer piso del edificio del Registro Civil. Los intentos apuntaban a convencerlo de que debía acompañarlos sin tener otra opción.
En algún momento salieron a comprar un té y un pan buscando calmar su creciente nerviosismo. Nada fue suficiente para retenerlo y cuando comenzó a subir las escaleras en busca de su refugio, se encontró con los dos funcionarios vestidos de blanco, quienes esperaban por él.
En ese momento, Ernesto Rauque manifestó toda su rabia diciendo que eran unos ladrones, sumado a una serie de insultos, e intentó levemente oponerse, aunque debido a su edad la acción no pasó más allá.
El operativo fue exitoso y Ernesto Rauque fue llevado en la camioneta del Hospital San José para reunirse con los médicos, sin mayor problema que un par de gritos.
Sin embargo, la cara del adulto mayor denotaba pena y desconcierto. Lo último que miró fue su carretilla roja, sus cartones y sus frazadas, y entre sus improperios se le escuchó preguntar por su mejor compañero, el fiel perro Cola Mocha.
Vida en la calle
Ernesto es conocido en Osorno como el hombre de la carretilla roja o el huésped del Registro Civil y sin querer se ha transformado en la cara visible de las personas que por diversas circunstancias, muchas veces ajenas a su voluntad, quedan en abandono, sin tener un techo donde protegerse del frío o una mesa donde comer.
Las personas que trabajan en los locales cercanos a la improvisada vivienda de cartón lo describen como un hombre silencioso y de hábitos marcados.
Luis Matamala trabaja hace 14 años como conserje de la Galería San Mateo, a un costado del Registro Civil. Para él, la llegada de Ernesto fue una sorpresa que nunca imaginó duraría meses. Entre risas y preocupación explicó que cuando el llegaba a las 7.30 de la mañana, Rauque muchas veces dormía, especialmente en invierno.
"La rutina era como si fuera su casa, ordenaba sus cosas, se levantaba, ahora último tenía una mesa con ruedas y con eso se paseaba, lo peor era el olor, ya que si esa era su casa, también era su baño", dijo Matamala.
Recuerda que entre los locatarios era tema principalmente cuando entraba a la galería con su carretilla para acortar camino hacia calle Ramírez. El hombre, que por razones evidentes no tenía baño ni mucho menos una ducha, dejaba a su paso un fuerte olor propio de su falta de aseo.
"Para cortar los paseos por la galería, le dije que no pasara más por acá, pero si tú le decías algo era agresivo, si hasta con un balde me amenazó. La verdad, si se lo llevan no creo que esté mucho tiempo lejos de este lugar", explicó el conserje.
Ingrid Abello es dependienta de la Librería Mackenna y no recuerda ya las veces que ha escuchado a sus clientes hablar de Ernesto. Según sus palabras, la mayoría de las personas se preguntó por qué las autoridades no intervinieron en este caso.
"Somos nosotros los que debemos soportar el olor, su agresividad y ver a diario cómo este pobre hombre sufre. Lo veíamos en las mañanas de invierno tiritar bajo las frazadas, pero qué más podíamos hacer, sólo darle unas monedas", comentó Abello.
Los funcionarios del local de comida rápida Full Break están habituados a la presencia de Ernesto, incluso saben sus preferencias alimenticias gracias a que es uno de sus clientes.
"Muchas personas le regalaron completos, pero no le gustan, se los da a sus perros. El café lo recibe si hace mucho frío, aunque realmente le gusta el té. En la noche, antes de acostarse, viene dos o tres veces a comprar un vaso con té", dijo Carlos Peralta, trabajador del local.
Historia
La vida de Ernesto Rauque no siempre transcurrió en situación de calle. Vivió su infancia y juventud en el sector rural de Quilacahuín, comuna de San Pablo, donde aún vive su madre de más de 90 años.
Integró una familia de ocho hermanos, dos de los cuales viven en Argentina y dos en Osorno. Llegó a nuestra ciudad a principios de los años "70, para trabajar y desarrollarse como miembro de una iglesia evangélica. Incluso, quienes alguna vez lo conocieron recuerdan que estuvo trabajando como voluntario para el Ejército de Salvación.
Su vida se desarrolló en la Población Santa Rosa, en el sector de Rahue Alto, donde arrendaba una casa con su esposa 14 años menor, quien falleció el año 1995. A raíz de ese difícil momento, su estabilidad emocional y mental sufrió un duro revés, lo cual derivó en la situación de calle que lo mantuvo 4 meses viviendo en plena avenida Mackenna.
Intervención
Gerardo Bello, encargado del Aérea Personas en Situación de Calle del Hogar de Cristo, explicó que ellos han conversado con las personas que alguna vez conocieron al adulto mayor, para encontrar alguna solución a su caso.
"Su problema comenzó hace unos 14 años, cuando sus ganas de juntar cosas viejas, cartones y desechos se agudizó. Su familia ha intentado ayudarlo, pero nadie puede realizar alguna acción contra su voluntad, pues legal y moralmente tiene derechos", explicó el profesional.
Con el objetivo de realizar un chequeo médico que defina su situación mental, el municipio interpuso un recurso de protección en favor del adulto mayor.
El resultado fue una orden de intervención médica apuntando a que especialistas puedan conversar con Rauque para llegar a un diagnóstico claro.
Yerko Villanueva, jefe social del Hogar de Cristo en la provincia, señaló que ellos pasan a diario a conversar y brindar apoyo a Ernesto, pero que no pueden hacer más.
La realidad del hombre es similar a la de muchas personas, sólo que pasan inadvertidas socialmente.
"Este caso es emblemático porque está en el centro de la ciudad, pero el fondo del tema es la calidad de atención médica que tienen las personas con problemas mentales. Muchas veces terminan solos y en la pobreza más absoluta", explicó Villanueva.
La realidad en el centro de Salud Mental de Osorno es que no hay cupos disponibles, lo que dificulta la labor de ayuda de los organismos encargados para personas con problemas de salud mental.
"Esperamos con este operativo lograr mejorar las condiciones de vida de Ernesto. Es necesario tener una mayor calidad en salud mental en el país. Es una deuda que tiene el Estado con sus enfermos", enfatizó Villanueva.
Una vez que Ernesto Rauque fue llevado a su reunión con los médicos, también fueron retirados todos sus objetos de la vía pública. Así, su carretilla, un canasto de mimbre y sus frazadas esperarán por su dueño, quien dormirá por ahora en la Hospedería del Hogar de Cristo, en calle Paula Jaraquemada, en Chuyaca.
Datos
Ernesto Rauque era casado con una mujer 14 años menor que él, la cual falleció en 1995.
Situación de calle es la que vive el adulto mayor desde hace aproximadamente 14 años, cuando comenzó su deambular por las calles de la ciudad.
Mientras se define su diagnóstico médico, Rauque estará libre durmiendo en el Hogar de Cristo.
"Nadie puede realizar alguna acción contra su voluntad, pues legal y moralmente tiene derechos".
Gerardo Bello
Hogar de Cristo
"Este caso es emblemático porque está en el centro de la ciudad, pero el fondo del tema es la calidad de atención médica que tienen las personas con problemas mentales".
Yerko Villanueva
Hogar de Cristo