El recién renunciado presidente del consejo directivo del Servicio Electoral (Servel), Juan Emilio Cheyre, criticó ayer a los abuelos de Ernesto Lejderman, que lo rescataron de un convento de monjas de La Serena en 1974, donde él lo dejó tras el ejecutamiento de sus padres por parte de una patrulla militar.
Además, insistió en su ignorancia sobre estos y otros hechos relacionados con violaciones a los derechos humanos cometidas entre 1973 y 1990, responsabilizando de ello al general Augusto Pinochet.
Según el ex comandante en jefe del Ejército entre 2002 y 2006, el fallecido ex senador vitalicio no validó ni repartió en su tiempo al interior de la institución el Informe Rettig, que recogía miles de violaciones cometidas durante el régimen que él encabezó.
Cheyre defendió su supuesto desconocimiento en la ejecución el 8 de diciembre de 1973 del matrimonio entre el argentino Bernardo Lejderman Konujowska y la mexicana María Ávalos Castañeda. La versión oficial que dice que le entregaron era que ambos se habían suicidado dinamitándose en unas cuevas de Vicuña, mientras intentaban huir a Argentina por razones políticas.
El Informe Rettig y la justicia acreditaron que la pareja fue ejecutada y por ello condenaron a tres oficiales a cinco años de cárcel el 2009.
Cheyre era en 1973 el segundo hombre del regimiento de La Serena y ayudante del intendente. En ese rol fue mandatado para contactarse con el obispo Juan Francisco Fresno para que el convento de monjas de la zona recibiera al hijo del matrimonio, Ernesto Lejderman. Ahí estuvo hasta 1974 hasta que sus abuelos argentinos lo rescataron.
Según comentó en estos días Lejderman, durante años su familia le dijo que sus padres habían muerto en un accidente de tránsito. Esto, hasta que en un libro descubrió la verdad.
"Este niño que estuvo casi veinte años engañado por sus abuelos… y él cree una mentira y se informa por un cuaderno ¿Y eso no es estar también engañado 20 años por sus abuelos?", se preguntó Cheyre ayer.
El general (r) afirmó que su gestión fue sólo contactarse con Fresno y entregar al niño a las monjas. Con eso, a su juicio, se evitaron situaciones peores.
"¿Dónde habría estado este niño? ¿Se habría dado a los torturadores, como ocurría en Argentina? ¿Se lo habría hecho eliminar, desaparecer, como se hizo en tantas partes?", inquirió.
Cheyre reiteró que él no tenía cómo saber lo que había ocurrido en realidad con el matrimonio, porque como militar no tuvo acceso a la investigación que realizó entre 1990 y 1991 la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, que indagó las violaciones a los derechos humanos cometidas durante el régimen militar.
"Cuando se conoce en Chile, el Ejército lo niega. Yo nunca leí el Informe Rettig. Cuando sale, el general Pinochet saca un informe propio y ese es el que conocemos los oficiales. Ahora podría haber sido más acucioso", comentó. Para él, lo que hizo la institución fue "un error".
"cobardía
La vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Mireya García, dijo a este medio que "lo que está haciendo Juan Emilio Cheyre es de una cobardía inaceptable".
Para la dirigenta, culpar a los abuelos de Lejderman, que "hicieron todo lo que estaba en sus manos para rescatarlo, protegerlo y hacer menos traumática su situación, es repudiable. Con eso, Cheyre está cavando supropia tumba. Con estas declaraciones lo único que le queda es irse del Servel".
García le restó merito a la entrega que hizo el entonces teniente al convento. A su parecer, el niño habría seguido como abandado si no fuera por la gestión de sus abuelos, que llegaron a pedirle hasta a Juan Domingo Perón que intercediera ante la junta militar chilena para les entregaran a Ernesto Lejderman en 1974.
La activista criticó también que Cheyre apuntara a Pinochet para explicar su desconocimiento sobre los hechos que ocurrieron durante el régimen.
"El Informe Rettig salió en democracia, no en dictadura. Si hubiera querido, bastaba que fuera a la Biblioteca Nacional y lo hubiera leído. Sus declaraciones son de niño chico", calificó.
Para ella, los dichos de Cheyre obedecen a una "pataleta del desesperado. Él debe asumir que no tiene nada qué hacer en las instituciones democráticas".
El general en retiro renunció el miércoles a la presidencia del consejo directivo del Servel, pero se mantendrá en el servicio. Argumentó que tomó su decisión para que la polémica no afecte a la institución en pleno de un proceso eleccionario, aunque insistió en que tiene su concencia limpia.
El abogado en casos de derechos gumanos, Héctor Salazar, dijo a CNN Chile que el ex oficial "asumió y dio la cara", a pesar de que la justicia nunca le asignó responsabilidad penal en los hechos. A su parecer, la polémica se debe a que la relación entre la sociedad civil con el Ejército aún no es sólida.
Servel tiene a un nuevo presidente
La candidata presidencial de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, lamentó que a 40 años del inicio del régimen militar, "todavía hay sectores que no han mostrado arrepentimiento; no han hecho una evaluación haciéndose cargo ante tanto dolor y crímenes". Tal como el día anterior, la postulante por la Alianza, Evelyn Matthei, intentó evadir las consultas sobre el caso Lejderman y la situación del general (r). Ante la insistencia, respondió: "El señor ya renunció, me parece bien que haya renunciado". En su lugar, el consejo ayer eligió por unanimidad como presidente a Patricio Santamaría.