Hace algunos días asistimos en los noticiarios de la televisión y en las diversas redes sociales los discursos y entrevistas de la activista climática Greta Thunberg. Greta, una adolescente sueca, se enfrentaba en los salones y auditorios de la ONU en Nueva York con los líderes negacionistas de poderosas naciones del mundo. Frente a la urgencia de la crisis climática y el llamado a la acción de Greta, la desidia e ignorancia de Trump o Bolsonaro.
Ante un escenario de profundas diferencias, el mensaje de Greta resuena fuerte y claro. Más allá de las evidencias científicas, de la elaboración de políticas públicas de mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático, Greta nos desafía a pensar y promover nuevas formas de habitar el planeta.
¿Cómo, cada uno de nosotros, desde sus diferentes espacios de acción, puede incentivar cambios en los patrones de uso y consumo de los recursos naturales? ¿Es posible transitar hacia otros tipos de economías? ¿Podemos continuar viviendo, explotando, produciendo y consumiendo del mismo modo en que lo hemos hecho durante los últimos 30 años? ¿Cuál es mi obligación como ciudadano frente al cambio climático? ¿Cuál es la obligación de los gobiernos, las empresas, las universidades?
El mensaje de Greta es un llamado a la acción, a la transición hacia nuevas relaciones entre la sociedad y el medio ambiente. Nos llama a buscar innovaciones locales que entreguen posibles soluciones a problemas de escalas mayores, a identificar y apoyar procesos sociales emergentes con el potencial para reconfigurar los múltiples usos de los recursos naturales, a integrar el desarrollo sustentable y la justicia social, a democratizar las decisiones que afecten el medio ambiente y abrir los espacios políticos para el ejercicio de una ciudadanía climática.
La imagen de Greta mirando fijo a Donald Trump fue la postal de una semana donde el cambio climático se tornó el centro de los debates en la opinión pública. Esperemos que la vorágine de la (des)información no nos haga olvidar rápidamente la urgencia del mensaje de Greta, y coloquemos a la acción por el clima en el centro de nuestras preocupaciones individuales y colectivas.
Francisco Araos, investigador
del Ceder de la ULagos