Hoy 23 de agosto se cumplen exactos dos meses del fatal desplome del puente Cancura, episodio que representa en sí mismo lo peor de la administración pública del Estado, en el sentido que cada una de sus decisiones y omisiones en el largo, mediano y corto plazo, fueron irremediablemente conduciendo hacia la caída de la estructura, sin que nadie fuera capaz de advertir a tiempo que algo se estaba haciendo mal y que el resultado sería infeliz para todos. El incidente se convirtió en irreparable en el momento mismo en que el joven Germán Mancilla, que iniciaba con justificadas expectativas su vida laboral, falleció en el lugar.
El puente será repuesto alguna vez; la comunidad de Cancura logrará, como lo ha hecho desde que se formó, sobreponerse a las actuales dificultades para el comercio y el turismo; y la extracción de áridos habrá de ser regulada de mejor forma. Pero la vida del joven osornino permanecerá por siempre en la conciencia de la opinión pública y en particular de los responsables de la caída.
En los dos meses que han transcurrido desde la aciaga madrugada del 23 de junio la Fiscalía ha seguido avanzando, al punto que hace pocos días definitivamente terminó con los peritajes en el sitio mismo, dando paso así a la posibilidad de que el Ministerio de Obras Públicas (MOP) comience a levantar el puente mecano que reemplazará (se supone que temporalmente) al que se desplomó. No obstante, los vecinos de Cancura y representantes del gremio del turismo han visto con desazón que no se registran avances en cuanto a la construcción y que, además, no han sido notificados de parte de las autoridades sobre los plazos prometidos que invariablemente ya no se podrán cumplir.
Aunque hace algunas semanas se sostuvo que en octubre estaría funcionando el mecano, los tres meses de construcción que requiere -según lo que se dijo en su momento-, claramente imposibilitarán cumplir aquella meta. Lo inquietante es que la temporada alta para el turismo de Puerto Octay se acerca y la conectividad con Osorno sigue dependiendo de un camino rural en mal estado y peligroso. Las autoridades deberían empezar ahora mejorando los canales de comunicación con la comunidad afectada.